Oscar Muñiz
Una vez más se repite el rito electoral para elegir a las
autoridades municipales distritales y provinciales en todos los departamentos
del Perú.
De los políticos que son testigos de los azarosos días pre electoral
se encuentra el doctor Luis Bedoya Reyes, quien fuera alcalde elegido en 1964
(primer alcalde por votación popular) y 1966. Fundador del Partido Popular
Cristiano (PPC). Hombre lucido y directo, dice de la política “ANTES DE VOLVERSE INDECENTE, LA POLITICA
PERUANA SE VULGARIZO. COMENZO A VULGARIZARSE ENLA CONSTITUYENTE CON EL VOTO
PREFERENCIAL PORQUE ERA EL PRIVILEGIO DEL DINERO, ERA EL COMPROMISO POLITCO
TRANSFORMADO EN OBEDIENCIA COMPRADA”.
Exactamente, la política peruana es vulgar e indecente. Habría
que añadir que hoy es guarida de mangantes y tramposos. Desde que se utilizo la
mentira como argumento político, de esto hace veinte y cuatro años, adquirió
estatus de legitimidad. Político que no miente no gana, por lo menos no llega
al puesto pretendido, sea la presidencia de la republica, alcalde distrital o
provincial o presidente regional. Solo es menester ver al Congreso de la
Republica transformado en madriguera de cacos.
La desvergüenza es otra artimaña de los políticos, después
de todo, quién puede creer en los políticos. La gran mayoría de ellos no
cumplen con su palabra, dicen querer hacer una cosa pero hacen todo lo
contrario; ofrecen el oro y el moro tan solo para sus patrocinadores, sus financistas
y su más próximo entorno; en cuanto a sus electores, todos pueden irse al
cuerno.
¡Cuanta responsabilidad hay en los que eligen a sus
representantes! No cabe duda que los electores olvidan, creen que eligiendo a
un político de este estilo han cumplido con su obligación cívica. La sentencia
popular “roba pero hace obras” es
la patética realidad de un 59% de limeños que apoyan esta opción.
Referirse a problemas tan importantes como los señalados es ver
en su real magnitud la crisis peruana. No existen partidos políticos, existen
los grupúsculos políticos conformados por miles de aspirantes a los puestos de
alcalde, regidores, presidentes regionales; son una amalgama de interesados en
apoderarse de las arcas fiscales. La ingobernabilidad se añade al caos y el Perú
se diluye ante la metástasis política.
En Santiago de Surco, distrito prospero y singular de
la gran Lima, Juan Manuel del Mar Estremadoiro encarna esta situación, volviendo
a postular a la alcaldía de este distrito. Han pasado cuatro años desde que
dejo el cargo de alcalde, no siendo reelegido, olvidándose el desastre de su
gestión. Su responsabilidad política y ciudadana consiste en haber permitido la
entronización de la corrupción en la administración edilicia, cuando se apodero
de las gerencias más emblemáticas de esa municipalidad, especialmente la Gerencia
de Desarrollo Urbano, la Subgerencia de Licencias y Autorizaciones Urbanas, y
la Subgerencia de Fiscalización. Fueron
años de desasosiego e inseguridad para los surcanos.
Actual Alcalde del distrito de Santiago de Surco
Del Mar, como sus más allegados colaboradores perjudicaron a
los vecinos con las construcciones de edificios en zonas de alto riesgo,
haciendo caso omiso a los dictámenes técnicos, y utilizando el poder en su
beneficio. Dejo de lado a la población en riesgo, inmovilizo a las fuerzas del
orden frente a la delincuencia y dejo desbalances.
En estas elecciones del 5 de octubre 2014 nuevamente y por
tercera vez, Juan Manuel del Mar Estremadoiro, vuelve a la carga para
reinstalar su manejo despótico y a su camada de forajidos.
Vecino del distrito de Santiago de Surco, evita marcar en la
boleta electoral por Juan Manuel del Mar Estremadoiro.
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