Oscar Muñiz
François Perroux, dijo en alguna oportunidad: “Transformar a
los economistas en exploradores de las posibilidades”.
Actualmente Grecia
debate su permanencia en la Zona Euro o simplemente la deja; el siguiente país
en estas condiciones es España. El costo que le representa a Alemania la salida
de Grecia es de 50,000 millones de euros y a Francia unos 80,000 millones de
euros. Millones más, millones menos no tiene importancia.
Qué significado podrían tener las cifras cuando el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial, las Naciones Unidas y todas, ¡si todas!, las
dirigencias han estado formadas en el empirismo económico. Que, tal o cual
presidente; o, que, tal o cual primer ministro, es responsable de semejante
fracaso, da igual, es arena del mismo costal. Estos no se han fogueado en el
mundo real, son producto de sus ideas, a contrapelo de las reales exigencias, son por lo tanto
meros títeres de sus afiebradas ambiciones, que van en busca de lo más
ordinario: ser visibles.
En España se institucionalizo la economía del bienestar,
dejando de lado la economía de la libertad. Así como en España, en Grecia,
Italia o Portugal, las presiones sociales
y económicas terminaron por desnudar a Europa, el globo les exploto en
la cara; no intentaron enmendar rumbos, fueron incapaces; los
políticos fueron los que adormilaron a la gente. La casta política no supo
distinguir entre un <<estado estacionario>>, de una filosofía <<ilustrada>>, mucho menos de los progresos
económicos. Tremendo error.
La actual situación que vive Europa, es producto de su
propio espejismo, creado por su estilo peculiar de hacer las cosas; los aires
de grandeza y de triunfo dejaron de lado a la humildad y a la sabiduría, no les
importo escoger. Esto es lo que los
europeos no supieron asimilar.
No es justo echar al traste todo lo vivido. No es justo
dejar de reconocerles sus ideas, pujanza y originalidad, con la condición de que
los que impulsaron esta barbaridad ofrezcan disculpas con su retiro de la vista
de propios y extraños.
Más vale tarde que nunca.
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