Por Oscar Muñiz
Cuando uno no sale del
asombro, se pone manos a la obra, para
saber quién era este tal Marcola. La búsqueda empieza.
¡Increíble!
Se sigue hurgando y uno se
topa con una entrevista , hasta descubre que existe un análisis
de la entrevista. Ni que decir de este apunte sobre Marcola o este otro o este .
La verdad es que uno no tiene
ni la menor idea sobre ¿Quien es Marcos Camacho?
Llama la atención su
vocabulario, lo más impresionante es que sin esfuerzo supo acoplar la ideología
marxista a sus necesidades, su facilidad y convencimiento para ponerla a su
servicio, como si fuese un producto de la lucha de clases. Es increíble el
ingenio para justificar su existencia como marginal o lumpen. Esto es lo que
realmente sorprende.
Otra cosa es pensar,
cuando uno lee, en porciones territoriales de cualquier ciudad moderna,
liberadas para el comercio de drogas. Hace 50 años la delincuencia se
circunscribía a determinadas aéreas de una ciudad.
Uruguay no hace mucho
legalizo la marihuana. ¿Por qué la legalizo? ¿Porque las fuerzas del mercado
doblegaron a las fuerzas represivas? ¿Es
el camino uruguayo el camino a seguir? Por
mas que las penas sean inflexibles y muy duras, ¿detendrá el avance de la
legalización? ¿Que pasaría, si la ola de la legalización empieza a irradiarse a
otros países?
México es irrespirable,
invivible, aunque sus presidentes como el actual salgan para dar aliento a la
sociedad, diciendo que el estado se encargara con mano dura de los carteles,
que el ejercito golpeara a las mafias; mientras tanto, el ciudadano común y
corriente muere o se desangra tirado en las calles. ¿No será el turno de la
legalización? Y si fuese este el caso ¿Qué pasaría?
Otro país como México es
Colombia, ya no solo exporta café, ahora exporta sicarios. Tal vez con esa
exportación no tradicional Colombia aligere el gran peso que tiene en su consciencia,
aun después de la muerte de Escobar.
Lima la capital del Perú
va por este camino, ni que decir de algunas otras ciudades como Trujillo,
Iquitos, Cusco, Arequipa. Lima es la gran receptora de la criminalidad foránea
al estilo mexicano-colombiano. No quepa la menor duda, que el narcotráfico
habiéndose quedado solo con la desaparición del terrorismo, hoy tiene que
esforzarse por lograr reconcentrar sus fuerzas.
De la camada de narcos peruanos
de las décadas 70-80 no queda ninguno en circulación, tampoco hoy se conoce a
los cabecillas que los reemplazaron o a los que sencillamente aparecieron. Lo
que sí se sabe es que Perú no produce capos como Escobar o el mismísimo Manuel
Antonio Noriega .
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Toustodo
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