Oscar Muñiz Corro
Se terminó el canto de sirenas. Concluyo la fiesta. Estas serían
las expresiones que podrían graficar la situación de la economía peruana. A
esta situación se le tiene que agregar los problemas que causa el terrorismo,
aunque disminuidos, la alta tasa de corrupción en el sector privado y estatal,
la inseguridad ciudadana y la delincuencia; el panorama es más que tétrico, es
aterrador.
Las calles de las ciudades del Perú son inseguras, uno nunca
sabe por dónde y a qué hora lo atacaran para asaltarlo o asesinarlo. Nadie está
seguro ni siquiera en su propia casa. Los niños desaparecen en el mercado negro
de personas, la prostitución juvenil es imparable, las violaciones sexuales es
pan de cada día. Cada día los malhechores son más audaces, asaltan bancos,
comercios y cuanto negocio o domicilio privado se les ocurra robar.
Problema insoluble es el que muestra el Poder Judicial, la Fiscalía
de la Nación, los ministerios públicos. Las redes delincuenciales conformadas
por los funcionarios de más alto rango se encuentran siendo desnudadas día a día
por medio de las comunicaciones gravadas pero ninguno de esos funcionarios dan
un paso al costado. A todo esto se agrega un grave problema importado con la migración
venezolana, según cifras preliminares suman más de 400,000 personas las cuales
han alterado el mercado de trabajo y las remuneraciones; dentro este grupo
figuran niños, adultos y jóvenes; y está comprobado el ingreso de delincuentes
y malhechores con significativo prontuario y, las autoridades migratorias ni la
Cancillería norman tal situación.
Según el último informe del Banco Central de Reserva del Perú
(BCRP) N. 31, el PBI de junio-2018 creció 2 %. Sin embargo el déficit fiscal a
junio-2018 equivale al 2.2 % del PBI.
La producción agropecuaria creció ayudada por las
condiciones climáticas, incrementando la producción de arroz, papa, plátano, limón,
así también la producción de aceitunas, café, cacao y palta. Por otro lado la producción
pesquera disminuyo un 7.9 %; el sector minero-hidrocarburos bajo 4.6 %, incrementándose
la producción de gas y líquidos de gas natural.
Lo anterior es una muestra de la situación económica en la
que se encuentra el sistema productivo nacional. El rubro trabajo tuvo su mayor
esplendor en el mes de abril-2018 (4.5 %), en comparación con el del mes de
junio-2018 que fue 1.5 %, hay un mejoramiento pero no sustancial para las
exigencias, tal como lo muestra el número de empleo en la planilla electrónica:
junio-2017 fue 4,843; abril-2018 fue 5,138; junio-2018 fue 4,945. Los puestos
de trabajo formales en el sector privado para los mismos meses antes señalados
fueron de 3,438; 3,730 y 3,564 respectivamente.
Diferenciemos la situación económica en una fecha
determinada del devenir de la economía en el tiempo antes de que se demostrara
la corrupción de jueces, fiscales y abogados en el Poder Judicial, en el Consejo
Nacional de la Magistratura, en el Congreso de la Republica, en la
Presidencia de la república y, tendemos explicaciones más
que suficientes para confirmar el miedo, el temor, la desconfianza de los
inversionistas de todo calibre y variedad.
Algunos dicen que los peruanos no aprendieron nada de la época
fujimontesinista (1990-2000). Otros dicen: ¡que se vayan todos! Muy pocos están de
acuerdo en que la falta de disciplina y el respeto a la ley es lo que se
necesita. ¿Pero quien es el que imparte esta disciplina si todos los estamentos
están infectados de corrupción? ¿Cómo impartir justicia si hasta el propio
actual fiscal de la nación es corrupto y mentiroso? Solo basta ver a los niños
y a los jóvenes desperdiciando su tiempo, confundir al héroe de Angamos Miguel
Grau con el terrorista más sanguinario
Abimael Guzmán Reinoso, hoy preso.
Nada funcionara en estas condiciones. Los pequeños cotos
sociales con futuro irán desapareciendo. Se seguirá fomentando el éxodo de jóvenes
al exterior con la consiguiente descapitalización de talentos. El Perú seguirá
teniendo la educación básica y superior más caótica y sin futuro y millones de
personas no se darán cuenta del fracaso socio-político-económico que logro
consumar el fujimorismo con su pragmatismo. Este pragmatismo que solo los
mediocres y aventureros siguen fomentando entre los millones de personas sin un
ápice de conocimiento de la historia reciente.
En medio de toda esta desventura solo un cataclismo redimirá
a los peruanos.