Oscar Muñiz
El 19 de enero 2015, dijimos “En Europa la crisis no solo es producto del mal manejo económico, también
es producto del nuevo reordenamiento geopolítico, del cambio geopolítico de los
países individuales, a conformar la política de la Unión Europea”. (Eltiempo de espera se agoto).
Con esto quisimos decir que los acontecimientos actuales,
por ejemplo en Ucrania, inciden en la economía no solo de Ucrania, sino también
de la región, y de gran parte del mundo.
El petróleo y gas ruso es una herramienta para presionar económicamente
a todo su entorno e incide, queramos o no en los planteamientos y desarrollo de
los programas de la Unión Europea.
En las últimas declaraciones ofrecidas por Christine
Legarde, directora gerente del FMI, ella hace referencia a la geopolítica, la
cual perjudica el buen funcionamiento de las medidas del organismo que ella
dirige: “Los riesgos geopolíticos se han
agudizado. En Ucrania, por ejemplo, es crucial un mayor respaldo internacional,
que complemente el apoyo del FMI” (Christine Legarde, Tres “misiones
Rosetta” para la economía mundial en 2015).
En este sentido coincidimos con esta visión, lo cual no
significa compartir sus recetas, ni mucho menos. Coincidir no significa
compartir, y en este caso es más importante reconocer que los acontecimientos político-militares
impactan negativamente en el universo socio-económico global. Tenemos los casos
de Siria, Irak, Irán, Turquía, Corea del Norte, Nigeria, Colombia, Israel,
Palestina, Egipto, Libia, Argelia… con la economía que el FMI monitorea, dirige
y pretende controlar.
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