Oscar Muñiz
Entendemos por inquietud, “La inclinación del ánimo hacia algo, especial en el campo de la
estética”. La estética no es casualmente nuestro campo, sin embargo este
concepto nos sirve para tratar el tema sobre las necesidades insuperables,
aquellas cotidianas acciones que ejecutan hombres y mujeres en cualquier ciudad
que posea los adelantos tecnológicos suficientes como para realizar acciones,
desde disfrutar de un momento de distracción hasta una compra online. En esta
oportunidad nos basados en una situación hipotética pero posible de la vida
cotidiana en cualquier ciudad medianamente premunida de un mercado de la información.
Una persona, llámese como se quiera llamar, se encuentra navegando
por internet. Su impulso de comprar una mercadería que satisfaga su necesidad y
de la cual ignoraba incluso antes de “salir” de compras. Aquí hay dos
escenarios, la compra la hace virtualmente, y el descubrimiento de una
necesidad que no la registraba conscientemente.
Mucha gente considera que las compras en el futuro se harán por
internet-catalogo, sin embargo existen otros grupos de personas que no lo creen
así; sus preferencias discurren por otras formas de hacer las compras. Sin
embargo este tipo de transacciones se extiende cada día más en el mercado de
los bienes y servicios.
Podríamos afirmar que la tendencia de hacer las compras
online cada vez se extiende mas, por lo menos en las grandes ciudades. No son pocos
los negocios que ponen a disposición del público los bienes y servicios de su
especialidad por medio de internet, hasta han logrado montar todo un sistema
físico para satisfacción este tipo de negocio. Otrora fue el famoso “delivery”,
solo bastaba marcar un numero telefónico para encargar el bien o servicio que
se necesitaba. Hoy este delivery se
extendió a un mercado más amplio y competitivo, ya que las exigencias de una
infraestructura real por superficie es más rentable.
Actualmente este sistema de compra-venta se potencializo con
la aparición de los teléfonos móviles inteligentes, los famosos smartphone, con
ellos el “delivery” tradicional tiende a ser sustituido por el mercado por
catalogo, y este es un mercado que va desde la compra venta de un alfiler hasta
de un barco. Su dinámica es notoria, se la puede medir tan solo ingresando a
las cientos de miles de webs por especialización.
Pensemos ahora en lugares como los Pirineos, tal vez la
selva amazónica o la zona andina. Ahí hay internet, lo que definitivamente no
hay es el mercado por catalogo. La vida en esos lugares transcurre sin prisa,
los problemas cotidianos son los básicos de salud, educación, pues el mercado es
la misma huerta-establo o a lo mucho el mercado dista unos cuantos metros de
donde nos encontramos. Es que comprar o vender en estos lugares es lo que
siempre fue, un lugar de reunión o encuentro entre la demanda y la oferta, en
donde convergen y entrelazan el tira y afloja. En este espacio no hay rigidez
de precios, el anonimato fue eliminado; si quieres comprar, compras, sino, habrá
otros compradores esperando su oportunidad. El amanecer en estos lugares le
permite a uno adquirir conciencia de lo que es la Naturaleza, donde las 4 a.m.
es tarde para empezar el día, como las 7 p.m. es tarde para descansar.
Entre las ciudades como Nueva York, Paris, Roma, Bon,
Londres, y Lima, Bogotá, Santiago, Rio de Janeiro, México DF, son muy pocas las
diferencias. Los problemas sociales, de salubridad o de mercado entre estos dos
grupos de ciudades son comunes. Son ciudades que se encuentran bajo el mismo
esquema de desarrollo. Ciudades intermedias como Cusco, Medellín, Córdova, son
conglomerados en agonía, en algún momento sucumbirán al influjo del primer
grupo. Pero aquellos pueblos que existen en muchos países que se les denomina
comarcas, provincias, aldeas o simplemente pueblitos son los que de una u otra
manera, aunque languidecen, son la diferencia entre una población citadina cansada, abrumada por el
estrés y la deshumanizacion.
Los conglomerados humanos condenados a sucumbir al
modernismo cada día son mas, la migración es el vaciamiento de los pueblitos,
es el demonio para los conglomerados humanos de alta densidad con internet,
smartphones y mercados-catalogo. Viven con el enemigo, ese enemigo llamado
industrialización o modernismo, aquel enemigo que sabiendo quien es y el daño
que causa, opta por el encausamiento hacia sus fauces. ¿Sera inevitable que las comarcas,
provincias, aldeas o simplemente los pueblitos o se vacíen y desaparezcan o
sean enguidos por el enemigo? En este caso la pregunta obligada es ¿Qué
alternativa existe?
El Perú es cuna de civilizaciones, una de ellas fue la Inca,
con sede en la Ciudad Imperial el Cusco. De ella el Perú actual heredo una
serie de parámetros y costumbres que hasta el día de hoy se practican, algunos
de ellos con más o menos modificaciones. Por ejemplo la minga , que en quechua se pronuncia minka , y significa <Compromiso, contrato o convenio para un trabajo entre el trabajador
y la persona que necesita sus servicios>. Actualmente en la región de la
Costa se usa el término “pollada”, que consiste en lo mismo que la minga pero
con un acriollamiento de acuerdo al tiempo en que vivimos.
Un ejemplo de lo que se produce en la actualidad se
relaciona con el distrito de Chetilla , pueblo ubicado entre los 2000 y
4,010 msnm, en el departamento de
Cajamarca. Según Hugo Salinas, en Chetilla se sigue practicando la minga, que
es un trabajo ancestral que consiste en que todos los miembros de una comunidad
participen en la resolución de un problema comunitario para satisfacer una
necesidad colectiva. Salinas sustenta que este es un primer paso para la creación
de la empresa en el Perú, la que él denomina empresa-país. En el caso de
Chetilla no fue ni lo es obtener dinero ni capital, es más bien, cubrir la
necesidad del servicio eléctrico.
Este sistema elimina la concentración y activos en pocas
manos, mejor dicho, elimina la apropiación de los servicios por accionistas
nacionales y extranjeros, léase inversionistas, bloqueando al gran y mediano
capital y a la posibilidad de generar desempleo.
En el año 2001 fue terminada la primera planta de la hidroeléctrica
con una capacidad de 80 Kw, para después de siete años reemplazarla por otra
planta de 250 Kw. Actualmente esta obra se caracteriza por servir con energía eléctrica
a una población de más de 7 mil habitantes, encontrándose intercomunicada con líneas
primarias y secundarias, con un tendido de cable de más de 130 km en todo el
distrito, y en donde se puede mostrar este trabajo ancestral incaico que ni los
gobiernos central, regional o local tuvieron una mínima participación.
Resumiendo, esta obra
sintetiza varios aspectos como por ejemplo que el financiamiento para su
obra proviene de los mismos ciudadanos con el propósito de que las utilidades
pertenezcan a los ciudadanos del país en partes iguales. Por ahora la administración
se encuentra en manos de la municipalidad distrital de Chetilla, habiéndose creado
la Asociación para el Desarrollo de la Generación, Distribución y Control del
Servicio de la Energía Eléctrica del distrito de Chetilla, para impedir distorsiones
provenientes de la administración pública en su gestión, y que por lo tanto los
activos físicos y financieros pertenezcan al país.
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