No queremos ser sarcásticos, pero la vida da muchas vueltas, es como hacer tortillas, se tienen que cocer por ambos lados.
En la década de los 80’s los nacidos en cualquier país del vetusto continente, al que llamamos Europa, llamaban a los sudamericanos “sudacas”; chapa, apelativo o alias por demás despectivo.
Han transcurrido 30 años y hoy los ciudadanos europeos viven la pesadilla de su vida. No se dan cuenta que el Muro de Berlín, la URSS y la Europa Oriental desaparecieron; tampoco se han enterado que Alemania está reunificada, lo que significa que Alemania Oriental no existe.
No se contentaron con saquear África, América Latina, Oriente, por su hambre de poder y codicia, así segados también esquilmaron a sus compatriotas. Se dejaron llevar por los mercados, los financistas, el buen vivir, no sin antes llegar al paroxismo su deseo por el becerro de oro. Gastaron lo que no tenían; se fiaron (endeudaron); hacían alarde de su nivel de vida; se ufanaban de sus reyes, príncipes, princesas y corte terrenal. Miraban por encima del hombro a los sudamericanos, pero su atrevimiento les costó caro. Hoy dan lástima, pero siguen mirando sobre el hombro.
Hoy son millones de millones de tristes europeos que temen perder lo que nunca tuvieron, aunque salgan a las calles gritando, paralizando la vida pública. Tomen como ejemplo cuando en 1990 los peruanos tuvieron que soportar el famoso fuji-shock (ajuste económico), luego la privatización de las empresas estatales, el despido masivo de funcionarios del Estado y el desempleo, las desapariciones de ciudadanos en manos de la dictadura del Estado, los crímenes, el desprecio por los derechos humanos, nuevamente el saqueo de las arcas estatales, el desprecio por la democracia, por los derechos civiles; la desaparición de los sindicatos y de las leyes laborales, la explotación de los menores de edad, la insanía del poder omnímodo del presidente de aquella época, muerte y mas muerte. Para los peruanos no hubo rescate financiero, tampoco recibieron ayuda de ningún gobierno europeo para defender la democracia, fueron los propios peruanos que ofreciendo su vida y su integridad en la Marcha de los Cuatro Suyos, donde exigieron la defenestración del gobierno fujimontesinista.
No señores, su entuerto lo tienen que pagar de manera civilizada, sin trifulcas, sin destrozos, sin insultos. Deben demostrar al mundo que se equivocaron y que hoy su jefe el FMI se los ordena. Ajústense los cinturones, invéntense la manera de vivir, hagan algo con dignidad. Fíjense, en medio de todo tienen suerte, porque hay alguien que les estira la mano, los socorre, va en su auxilio. Hagan lo que nunca hicieron, trabajen y dejen de vivir del dinero (oro) ajeno.
Aquí una receta:
1. Apliquen las reformas exigidas por la CE y el FMI, su suerte está echada, recuerden que viven en un mundo globalizado.
3. No gasten todo su dinero, ahorren para épocas de vacas flacas.
4. Modernicen sus Estados y déjense de frivolidades.
5. Boten a sus reyes, reinas, barones, baronesas, condes, condesas, príncipes, princesas y a todas las cortes.
6. Suerte.
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