Hemos visto y escuchado infinidad de veces sobre el mesianismo (1) del presidente Alan García Pérez, asunto que pueda ser bien visto de puertas adentro de su partido el APRA; sobre el cuajo cuando hace algún anuncio de los múltiples logros de su segundo gobierno o sobre las firmes creencias del buen manejo económico. Sin embargo existen problemas que deja y que no pueden ser soslayados. He aquí alguno de ellos:
1. La construcción de una central nuclear en conjunto con Brasil en Inambari.
2. Seguridad Alimentaria.
3. Normatividad sobre los organismos Vivos Modificados (OVM-transgénicos). Falta la promulgación de la ley declarando una moratoria por 10 años.
4. Proyecto energético (hidroeléctrica) Inambari.
5. Renegociaron con APM Terminals, sobre el Terminal Norte del Callao.
6. Comisiones AFP.
7. Empleo y migración.
8. Ley Forestal y de Fauna Silvestre. Exigencia de EEUU para la plena vigencia del TLC y sustituir los Decretos Legislativos 1090 y 1064.
9. Conflictos sociales (Puno, Bagua, Ica, Piura, entre otros)
10. Escándalos y corrupción (Interceptacion telefonica, Cristo del Pacifico, por citar algunos)
Así es que todo lo que brilla no es oro, como lo quiere presentar Alan García Pérez; es todo lo contrario. Deberíamos decir “a otro perro con este hueso”, sin hacer alusión a su obra “El perro del hortelano”, porque lo que decimos no es política.
Gobernar no es fácil, como tampoco llegar ha ser estadista. El desequilibrio total que presenta el liderazgo aprista es tan abrumador que imaginarse que el actual Alan García Pérez ya no es el mozalbete (2) de los 80, es tener sueños de opio. Ahora bien, solamente él puede creer que es un estadista cuando presenta cifras en azul y a su vez responsable que la gente no tenga qué comer o no tenga empleo digno.
(1) Confianza en la llegada de un líder libertador o salvador: el mesianismo puede favorecer doctrinas totalitarias.
(2) Muchacho de pocos años.
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