Oscar Muñiz Corro
La política mal entendida y mal aplicada es el cáncer que está
matando a los peruanos. Su aplicación ya es una costumbre desde que el ex
presidente Alberto Fujimori Fujimori ingresara a la política. Sus seguidores,
el actual presidente Pedro Pablo Kuczynsky y el ministro de Justicia y Derechos
Humanos, Enrique Mendoza Ramírez, entienden y aplican la misma receta que
aplicara el “chino”. Veamos porque.
El Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos-OCDE, alude en uno de sus trabajos “Una Estrategia
Nacional de Juventud”, en donde sostiene que dicha estrategia ayudaría al Perú
a aprovechar su dividendo demográfico.
Según la OCDE, el Perú cuenta con el 26.9 % (8’546,130) de
su población entre los 15 y 29 años, lo cual le ayudaría a impulsar a un más su
desarrollo. Afirma la OCDE que este dividendo le durara al Perú hasta el año
2038, lo que implica que dispone de 21 años, para cuando la población dependiente
inicie a superar la proporción de la población en edad de trabajar.
Fujimori con su visión cortoplacista borro de un zarpazo
instituciones como el Consejo Nacional de Población creado en 1985, organismo
que se encargaba entre otras funciones de ejecutar la política nacional de población, acción que
desde 1992 viene siendo tierra de nadie, con los consiguientes atropellos como
la esterilización de mujeres ordenada por Fujimori.
El Centro de Desarrollo de la OCDE se refiere en estos términos
a las condiciones actuales en que viven y se desarrolla la juventud peruana,
creemos por culpa de este tipo de politica: “Desde principios del siglo XXI, el
Perú ha experimentado un avance socioeconómico importante. Sin embargo, los jóvenes
peruanos no están disfrutando de las ventajas de este desempeño. El 38.5 % (12’231,459)
de ellos continúan sufriendo privaciones en diferentes dimensiones del
bienestar, como empleo, educación, salud, participación cívica e inclusión social,
de manera simultánea”.
No solo esto señala la OCDE. También indica en El Estudio de
Bienestar y Políticas de Juventud en el Perú, que los jóvenes de lengua materna
indígena, los jóvenes rurales y los jóvenes en situación de pobreza extrema se
encuentran desfavorecidos, donde la privación multidimensional de los jóvenes rurales
es el doble que de los jóvenes urbanos (68.3 % frente a 31.4 %), al igual que
los jóvenes de lengua materna indígena en comparación con los de lengua materna
castellana (65.6 % frente a 35.3 %) y, las brechas con respecto al nivel de pobreza
donde casi todos los pobres extremos padecen privación multidimensional (85.4
%).
En lo que respecta a educación, reconoce la importancia de
las inversiones realizadas que posibilitaron la expansión de la oferta
educativa, pero la calidad de la educación secundaria peruana es muy baja.
Asunto determinante es que alumnos de familias con mayores ingresos, tienen
niveles similares al de los países de la OCDE; todo lo contrario sucede con los
alumnos de familias de menores ingresos.
Por último, la OCDE señala que existen diferencias de
desempeño entre las escuelas. La brecha de rendimiento entre escuelas del ámbito
urbano y rural es la más alta de América Latina y el Caribe y tres veces mayor
que la brecha de la OCDE.
Seguimos sosteniendo que el desarrollo y la política económica
son asuntos de extrema trascendencia para Perú. El crecimiento solo es una anécdota
en plena borrachera de “éxitos”.