Oscar Muñiz Corro
Desde su fundación como república y, desde antes, el Perú no
encuentra el camino hacia la superación de la miseria política. Pronunciar el
vocablo Perú es solo recordar traiciones, uno detrás de otra.
Existen pasajes históricos
de la vida republicana que provocan indignación, por decirlo de alguna
manera. Por esto hubo la revolución de Arequipa el 21, 22, y 23 de diciembre de
1955, a finales del gobierno de Manuel Apolinaro Odria, hecho que nunca más se
volvió a repetir defendiendo la democracia. Hoy la traición es moneda de
cambio. Otrora hasta un linchamiento se pagaba con la horca. Como decían las
damas de principios de 1900, hoy ya no hay hombres, todo es puro bla bla bla.
Tal vez no les faltaba razón, ellas sabían del honor.
El deshonor se instaló entre los peruanos desde 1990, año en
que eligieron como su presidente a un japonés. Hoy se conoce toda la verdad.
Hasta el día de hoy se arrastra un problema socio-político y cultural en la
manera de gobernar; hasta el día de hoy está presente en la política peruana la
forma de pensar y proceder al estilo nipón, sabiendo que el que detenta el
poder hace su voluntad.
Hoy, Pedro Pablo Kuczynski Godard, se sumó a la lista de los
presidentes despreciados e indeseables. La infamia es tanto para Alberto
Fujimori como para Pedro Pablo Kuczynski. En el caso del segundo de los
nombrados, su traición se inició en 1968, para volver como nuevo político en el
2004, ayudando al presidente fugitivo Alejandro Toledo, el cual se sirvió del
cargo encomendado para modificar los contratos del gas, las leyes N° 28552 y
28634, que permitieron robar a todos los peruanos un total calculado en más de
USD 20,294’000,000 lo que equivale a 1/3 del PBI nacional, a 5 millones de
viviendas, a 30 irrigaciones instaladas a lo largo de las costa peruana o a 500
hospitales de primera línea para niños que sufren de cáncer.
Hasta la fecha solo se escuchó a un político fujimontesinista,
Jorge Trelles, rechazar un posible llamado de Kuczynski para ocupar un cargo
ministerial. Los peruanos están divididos, la corrupción es impunidad liderada
por el primer mandatario. En los próximos días se verán renuncias ministeriales,
además de la del ex ministro del Interior, Basombrio. Algunos congresistas
firmaron su carta de renuncia al partido oficialista, pero sería improbable que
el congreso oficialista le diera la espalda al mandatario para de esta manera
dejarlo solo frente a los congresistas de la oposición que quisieron su
linchamiento la semana pasada.
Los grupos que vigilan el cumplimiento firme de la sentencia
al ex presidente nipón ya se movilizaron, solicitando su cumplimiento ante las
autoridades supra nacionales a las cuales el Perú es miembro.
Una afrenta más al pueblo peruano.
El hijo de Alberto Fujimori, Kenyi, demostró que más le
importa lo personal y familiar, que pasar a la historia del Perú, por evitar la
vacancia presidencial de Pedro Pablo Kuczynski.
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