Asesoria Economica Financiera y Medio Ambiente

30 de enero de 2018

Política y desarrollo


Oscar Muñiz Corro




La política mal entendida y mal aplicada es el cáncer que está matando a los peruanos. Su aplicación ya es una costumbre desde que el ex presidente Alberto Fujimori Fujimori ingresara a la política. Sus seguidores, el actual presidente Pedro Pablo Kuczynsky y el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Enrique Mendoza Ramírez, entienden y aplican la misma receta que aplicara el “chino”. Veamos porque.

El Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos-OCDE, alude en uno de sus trabajos “Una Estrategia Nacional de Juventud”, en donde sostiene que dicha estrategia ayudaría al Perú a aprovechar su dividendo demográfico.

Según la OCDE, el Perú cuenta con el 26.9 % (8’546,130) de su población entre los 15 y 29 años, lo cual le ayudaría a impulsar a un más su desarrollo. Afirma la OCDE que este dividendo le durara al Perú hasta el año 2038, lo que implica que dispone de 21 años, para cuando la población dependiente inicie a superar la proporción de la población en edad de trabajar.

Fujimori con su visión cortoplacista borro de un zarpazo instituciones como el Consejo Nacional de Población creado en 1985, organismo que se encargaba entre otras funciones de ejecutar la  política nacional de población, acción que desde 1992 viene siendo tierra de nadie, con los consiguientes atropellos como la esterilización de mujeres ordenada por Fujimori.

El Centro de Desarrollo de la OCDE se refiere en estos términos a las condiciones actuales en que viven y se desarrolla la juventud peruana, creemos por culpa de este tipo de politica: “Desde principios del siglo XXI, el Perú ha experimentado un avance socioeconómico importante. Sin embargo, los jóvenes peruanos no están disfrutando de las ventajas de este desempeño. El 38.5 % (12’231,459) de ellos continúan sufriendo privaciones en diferentes dimensiones del bienestar, como empleo, educación, salud, participación cívica e inclusión social, de manera simultánea”.

No solo esto señala la OCDE. También indica en El Estudio de Bienestar y Políticas de Juventud en el Perú, que los jóvenes de lengua materna indígena, los jóvenes rurales y los jóvenes en situación de pobreza extrema se encuentran desfavorecidos, donde la privación multidimensional de los jóvenes rurales es el doble que de los jóvenes urbanos (68.3 % frente a 31.4 %), al igual que los jóvenes de lengua materna indígena en comparación con los de lengua materna castellana (65.6 % frente a 35.3 %) y, las brechas con respecto al nivel de pobreza donde casi todos los pobres extremos padecen privación multidimensional (85.4 %).

En lo que respecta a educación, reconoce la importancia de las inversiones realizadas que posibilitaron la expansión de la oferta educativa, pero la calidad de la educación secundaria peruana es muy baja. Asunto determinante es que alumnos de familias con mayores ingresos, tienen niveles similares al de los países de la OCDE; todo lo contrario sucede con los alumnos de familias de menores ingresos.

Por último, la OCDE señala que existen diferencias de desempeño entre las escuelas. La brecha de rendimiento entre escuelas del ámbito urbano y rural es la más alta de América Latina y el Caribe y tres veces mayor que la brecha de la OCDE.


Seguimos sosteniendo que el desarrollo y la política económica son asuntos de extrema trascendencia para Perú. El crecimiento solo es una anécdota en plena borrachera de “éxitos”.

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