Sin duda que los acontecimientos aparecen uno tras otro, su velocidad es como para no creerlo, algunos tratan de darle un tratamiento dentro de un contexto económico, otros en el contexto del azar y no faltan los que prefieren decir que el mundo está loco. Tal vez todos tengan razón incluidos los que interpretan los hechos bajo la lupa religiosa, pero lo único cierto es que son acontecimientos, si bien no concatenados tienen y tendrán repercusiones en los próximos meses.
El hecho salta a la vista. Los acontecimientos que suceden en Grecia son lamentables, lo mismo lo que sucede en España, Portugal, Alemania, Inglaterra, en todo Europa. El epicentro de la catástrofe económica se trasladó a ese continente no habiendo dejado de seguir influenciando en EE.UU. Sin embargo los de Grecia son para “poner las barbas en remojo”.
En las últimas semanas la situación económica financiera de Grecia es preocupante, el ejemplo de la reacción social podría extenderse a otros países europeos y con esto no solo desestabilizaría las bolsas de valores de esos países, que en estos últimos días se encuentran en picada, incluida la de WS. Si a esto se le añade la corrupción de los políticos(as), la mesa de la violencia está servida. Que Grecia ingrese a un estado de quiebra es impensable. Que las voces altisonantes nieguen la ayuda económica y financiera es comprensible. Pero que el pueblo griego tenga que reaccionar con la violencia es triste.
La crisis griega se puede extender por la conformación añeja de su sociedad, donde las castas y privilegios predominan; es igual en el resto de Europa, países donde el erario público tiene una sobrecarga que ya no puede soportar el ciudadano común. Hacemos recordar que Perú estuvo frente a la banca rota en 1990, después de que Alan García Pérez cumpliera con su primer mandato. El pueblo peruano sufrió lo inimaginable y ningún país fue a su rescate. Todo lo logrado hasta la fecha, en el campo económico se le debe al pueblo peruano, que supo estoicamente soportar el mal trago de lo inverosímil, del comportamiento de todos los políticos, especialmente de Alan García Pérez.
Este “fenómeno” social tiene que ser superado. En América Latina desaparecieron los virreyes en el siglo xviii, quedaron las burguesías. Hoy la corrupción es una metástasis que se extiende en silencio. Que América Latina no tuvo influencia marxista, sería una necedad desconocer, como tampoco podríamos dejar de reconocer al terrorismo o al militarismo.
Al fin de cuentas no se imaginó el peruano de a pie que luego del heroico esfuerzo por recuperar la estabilidad económica iba sufrir otro desengaño, durante los cinco años últimos del gobierno fujimontesinista, años que fueron una pesadilla, traumáticos e inaceptables, ya que después del shock dado por Fujimori en 1990, el robo, y nuevamente el desastre económico se hizo presente en el horizonte.
No haremos la historia peruana aquí, pero si queremos decir que a países en vías de desarrollo solo se les exige. Grecia necesita más de 110 mil millones de dólares, las empresas norteamericanas necesitaron mucho más de 800 mil millones de dólares. Sin embargo el peligro asecha a las economías desarrolladas. Al Perú nadie le prestó ni un solo dólar. Toda la riqueza acumulada en la última década es consecuencia del esfuerzo de todos los peruanos que actualmente pasan hambre, no tienen trabajo pero no se quejan.
La corrupción es igual en todas partes del mundo, la diferencia estriba en que en algunos países se castiga pero en la mayoría no. El corrupto es igual en España, Londres, NY, Paris, Lima, Buenos Aires, Bogota o Caracas. Esto es lo que está haciendo de este mundo un lugar insoportable, inviable y que uno de estos días todos o muchos se levanten artos de soportar tanta corrupción. Irak, Pakistán, Irán, Siria, África, Afganistán, son lugares combulcionados, levantados en armas. Colombia, Perú, México países llenos de corruptos, guerrillas y para militares. No se queda atrás EE.UU.
Una actitud con cordura vale más que una bala de cañón. El precio de esa bala de cañón transfórmenla en un plato de comida, en medicinas y en un techo para guarecerse de la lluvia. Que la justicia castigue a quienes con el petróleo contaminan los mares (España, Francia, Golfo de México), a los que timan con el sueño de una casa, a los que desfalcan bancos, a los que juegan con dinero ficticio, a los corredores de bolsa de WS. Esto es lo que pide el ciudadano común y corriente, pero este es el sentir de millones de personas en todo el mundo. Esperamos que algún día de estos, toda esta situación llegue a su fin.
No hace mucho hubo la oportunidad de escuchar un mensaje el cual de por sí contenía un propósito, reflejar con palabras lo que el corazón dice.
Todo ser humano tiene que reflexionar, sea la persona que sea, más aún si esa persona es un gobernante o un político. Ellos tienen un mínimo común denominador y eso es el poder, como todo aquel que decide, tiene expedita la facultad o potencia de hacer algo.
Algo así le sucede actualmente al actual mandatario peruano con su incontinencia verbal. No detallaremos el léxico procaz que supo utilizar contra los corruptos; tampoco haremos referencia al brillante léxico que emplea en ceremonias o reuniones sociales.
Es lo que no toma en cuenta. Hoy más que nunca la inversión está íntimamente ligada a la seguridad jurídica, la que él supuestamente representa y defiende, sin embargo es el primero en justificar a los ladrones y corruptos, incluidos los de su partido político.
El gasto del Estado es excesivo; éste no puede ejecutar, debe ser promotor, pero en esa función no hay muchas posibilidades de un porcentaje de compensación por un favor y es allí donde el poder se enerva, se alza exigiendo su cuota.
La verborrea presidencial fue nefasta entre 1985-1990, hoy vuelve a las mismas andadas sin darse cuenta (?) que su verbo incita, excita, es una señal de abordaje.
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