Han pasado dos años desde que se inició la crisis económica-financiera. La mayoría de organismos, entidades privadas y personas independientes coincidieron que la crisis era tan severa que sus efectos y daños serían peores que las ocasionadas por la crisis de 1929.
Ha concluido el primer trimestre del año 2010, sin embargo la mayoría de países desarrollados siguen hundidos en la desesperación. El Fondo Monetario Internacional publicó el crecimiento del PBI 2010-2011, y como se ve no es nada halagüeño (poner lo publicado en foto); lo curioso es que nuevamente América Latina es la Región –salvo excepciones- que soportó y soporta los embates de la crisis. Destacan en esa situación Brasil, Chile, Perú, México, sin embargo los problemas antiguos están sin resolverse.
En México y Perú se mantiene el gran problema de la corrupción y del narcotráfico, dos problemas que asfixian a estas sociedades milenarias. El común denominador para la región sigue siendo la pobreza, pero esta no se aliviará mientras estas dos lacras no se eliminen. Si bien es cierto puede existir disposición política para la erradicación del narcotráfico y la corrupción, parece que el camino tomado no es el mas idóneo ni adecuado. La justicia deja de serlo desde hace muchas décadas, por lo menos en Perú y México, en el primero por que la legislación es incompatible con los tiempos que deben tener todos y cada uno de los casos, además que la rigurosidad en las sanciones tienen altibajos que vulneran la credibilidad ciudadana.
De todas formas frente a este horizonte presentaremos sucintamente algunos de los cambios que a raíz de la crisis mundial y del entrampamiento burocrático, ciertos organismos han venido cambiando su óptica de ver las cosas. La brevedad de las entregas pretende captar la atención de los lectores para que internalicen que la crisis mundial cambió radicalmente los enfoques tradicionales.
Frente a todo este cúmulo de situaciones la coyuntura por la que atraviesan Grecia, Portugal y España no permite imaginar el inicio de la vulneración de la Unión Europea y sus repercusiones en las economías del mundo, especialmente en América Latina, y el consiguiente repunte de las economías asiáticas, principalmente China.
Notas Adicionales
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