Oscar Muñiz
En otras latitudes cuando las sociedades se enfrentan a problemas
que trascienden sus fronteras de tolerancia, asumen posturas sancionadoras en función
de la gravedad de lo ocurrido. No es raro que bajo estas circunstancias existan
disidentes, opositores o simplemente ciudadanos que no estén de acuerdo; al final
acatan, a regaña dientes, lo que establece
la ley en defensa de la sociedad.
Es obvio que los grupos terroristas incriminados en la
defensa absurda de lo inviable, insistan coexistir con esfuerzo, aun siendo proscritos. En los movimientos terroristas
de los últimos tiempos, la situación es bastante clara. La mayoría de ellos fueron
derrotados. La ley los proscribió. La paz regreso donde la violencia pretendió
perpetuarse.
En el continente americano hemos sido testigos de los
tiempos violentos. No podemos remontarnos cuando este continente fue
descubierto para luego ser conquistado por un grupete como a los que hoy se
combate. Cada pueblo-nación tiene su historia, y ella está escrita con letras
tristes y hechos reales la suerte de miles de seres humanos que perdieron la
vida por causas equivocadas. En los últimos setenta años tenemos los ejemplos de
países violentados como El Salvador, Guatemala, Brasil, Argentina, Perú, Chile,
Paraguay.
Colombia da un gran paso hacia la paz. Este país vivió cincuenta
y dos años con el azote del terrorismo, de los paramilitares, del narcotráfico
y la delincuencia criminal, hasta con un ex presidente que considera que su
propuesta es la única salida. Sin duda que ese ex presidente, hoy senador de la
república, inmóvil en su creencia, seguirá persistiendo.
A Colombia le queda un largo camino por recorrer hasta
encontrar la paz y la armonía entre su población. De todos modos Colombia es un ejemplo de tenacidad y persistencia.
Seguramente no encontrara la paz a la vuelta de la esquina, pero lo grandioso
es que dio el primer paso en su búsqueda.
Perú, país desangrado y humillado una y mil veces. Perú, país
que olvido muy rápido su desgracia. Perú, país desmemoriado, olvido su penuria
no muy lejana y reverdecida después de haber transcurrido tan solo veinte y cuatro
años desde que un sanguinario y vil movimiento terrorista borro la paz del imaginario
peruano. Han transcurrido diez y seis años que un ex presidente no acepta ni
reconoce el daño que causo al pueblo peruano. Hoy el cincuenta por ciento de la
población peruana lo eleva al sitial de redentor político, olvidando estas dos
vertientes del terror que se apodero del Perú.
1992 año en que fue capturado el líder terrorista-delincuente
en el Perú.
2015 año en que fue detenido en Santiago de Chile el último
dictador-delincuente peruano.
En todo este lapso de tiempo en Perú se cometió un gravísimo
error, encumbrar al grupo político mutante formado por el dictador-delincuente,
y no combatir políticamente a los grupos terroristas y sus dirigentes. El Perú
no supo poner coto a esta barbaridad, no supo tomarse un tiempo para reflexionar. Hoy es demasiado tarde.
La sociedad peruana que buscaba la paz sucumbió en la más
delirante penumbra de una mal entendida y equivocada democracia. Está a un paso
de un enfrenamiento entre peruanos, enfrentamiento que de realizarse seria en
el 2021, cuando las compuertas del fujimontesinismo rompan las esclusas del último
rezago de dignidad que sobrevivió en el 2016.
Si las cosas son así, la economía prometida por actual
presidente de la republica será solo una quimera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario