Oscar Muñiz C.
El proyecto minero Las Bambas nuevamente es el centro del
conflicto. El 14/10/16 hubieron enfrentamientos entre la Policía Nacional del Perú
(PNP) y los pobladores de las comunidades campesinas de Choquecca, Allhua,
Pumamarca y Quehuira, ubicadas en la provincia de Apurímac distrito de
Challhuahuacho. Como resultado de este enfrentamiento falleció un comunero.
Al conocerse la noticia del enfrentamiento, el ministro del
Interior sostuvo que la policía de la zona intervino sin la autorización del
director de operaciones; además sostuvo que en el momento de la intervención
policial se realizaba negociaciones entre los representantes de las comunidades
y los empleados de la minera, con el propósito de obtener una compensación para
los comuneros por el uso de la carretera de su propiedad.
Es importante señalar que los comuneros sostienen que los
dueños de la carretera son ellos y no como dice el ministerio de Transportes y
Comunicaciones, que es una vía nacional y por lo tanto es de libre uso y tránsito. Al
parecer esto último seria falso o por lo menos sujeto a verificación judicial.
Lo cierto es que la carretera que usa la compañía minera MMG
fue hecha por los comuneros de las comunidades campesinas antes mencionadas,
que inconsultamente y sin su conocimiento, en el 2014 la municipalidad de la
provincia de Cotabambas solicito
incorporarlas al sistema vial nacional, lo cual logro hacer el Ministerio de
Transportes y Comunicaciones, y como consecuencia dejo de reconocerse como
propiedad de las comunidades campesinas, beneficiando directamente solo a la
compañía minera MMG, pues sus vehículos que suman más de dos centenares son los
únicos usuarios de la vía, y pueden sacar el recurso minero y trasladarlo hacia
la planta de tratamiento sin pagar ningún peaje por el usufructuó vial. La
Oficina Nacional de Dialogo y Sostenibilidad, sostiene que la vía se convirtió
en parte del sistema nacional. MMG convine que es competencia del Estado para
no seguir pagando compensación alguna a las comunidades campesinas por el uso
de la carretera.
A estas alturas el Gobierno Regional de Apurímac afirma que la carretera en disputa no es una vía
nacional como se afirma sino que es de competencia del gobierno local
(Municipalidad).
Este problema de falta de sinceramiento refleja claramente
el intríngulis generado por conveniencia de la empresa MMG, donde el Estado
peruano por su interés favorece a los inversionistas de MMG, yendo en contra de
lo legítimo. Tal vez, conociéndose de
los niveles de corrupción gubernamental y del empresariado privado, este sea un
caso más donde la cuerda se rompe por el
lado más débil.
Desde un punto de vista ambiental el proyecto minero Las
Bambas, contemplaba la construcción de un mineroducto, el cual fue cancelado en
una segunda fase de reformulación del proyecto. Este mineroducto era pate
de la propuesta de construcción de una
planta de molibdeno muy cerca al proyecto Las Bambas en Antapaccay. Según la
propia empresa, los cambios que hizo MMG al Estudio de Impacto Ambiental “no
fueron importantes”, por lo cual no fue necesario el proceso de participación
ciudadana (consulta a la ciudadanía), comunicándose el hecho a las
municipalidades; el Ministerio de Transportes y Comunicaciones oficio informes
a las autoridades de Cotabambas y Grau, lo mismo que a las autoridades de los
distritos de Challhuahuacho, Mara, Coyllurqui y Tambobamba, de lo acontecido.
Ahora veamos la preocupación de algunos. Según la
Sociedad de Comercio Exterior del Perú
(ComexPeru) se paralizarían US$ 10,000 millones; además sostuvo que al Perú le costó 13.4 % de crecimiento
acumulado más 791,000 empleos y unos US$ 4,220 millones de recaudación tributaria.
Otro de los preocupados es el Instituto
Peruano de Economía (IPE), el cual
sostiene que en el periodo 2011-2014 se retrasaron las inversiones por un valor
de US$ 21,500 millones. Si a esta cifra se le agrega el efecto empleo más el
costo de oportunidad total, el monto alcanzaría a US$ 62,500 millones, equivalente
al 43 % del PBI del 2015.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), entidad
profesionalmente solvente y muy refutada, no solo a nivel nacional, estima que
el departamento de Apurímac donde se ubica
el proyecto minero Las Bambas, en el 2016 crecerá 266 %, triplicando su PBI
debido a la expansión minera en base a la explotación del cobre, como lo hace
el proyecto Las Bambas. Es que la actividad minera en la región Apurímac pasaría
del 10.4 % en el 2015 al 63 % en el 2016. Curiosa afirmación cuando hasta la
fecha el asentamiento minero Las Bambas se encuentra paralizado y los comuneros
siguen defendiendo su buen parecer.
No solo la población de las comunidades campesinas protestan
por la mutilación de sus derechos, también lo hacen porque la empresa MMG con
el propósito de ahorrar costos dejo de pavimentar la carretera, siendo
utilizada sin ser asfaltada, donde el polvo que se origina por el transito
diario de los camiones de la empresa MMG es el primer factor de contaminación
para la población en general y particularmente para niños, ancianos y mujeres.
Esta contaminación también afecta directamente a las áreas agrícolas de las
comunidades y al ganado de la zona.
Si estas razones no son suficientes para de una vez por
todas zanjar responsabilidades, los representantes de la empresa minera chino
australiana MMG optan por representar el fácil accionar de víctimas, mientras
que el Estado peruano representado por las autoridades del gobierno central,
regional y municipal, gestan un arbitraje burdo y conocido.
¿Sera posible que por interés comercial, entre Perú y China,
se trate de evitar un mal momento ad portas de la inauguración del APEC y la
firma fitosanitaria del acuerdo del envío de arándanos al mercado chino? ¿O tal
vez es el interés del gobierno peruano en ampliar el número de turistas chinos
al Perú? ¿O es la inauguración de los vuelos China y Perú, lo que impide actuar
con la ley en la mano?
Tal es el poder del
dinero, que tanto lo aprendido como lo prometido no se refleja a la hora de
poner orden y hacer justicia. Así transcurre la vida en Perú, desgracias para
los desposeídos y más desgracias.
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