Oscar Muñiz
En el Perú, por lo general, la gente no tiene memoria,
olvida pronto, como decía mi abuelita, la gente no tiene remedio, siempre
patina o tropieza con la misma piedra. El peruano tiene un grave defecto, no es
solidario, no tiene el encanto de verse reflejado en otra persona. Lo que mejor
sabe hacer es fingir.
Es fácil corroborar los hechos acaecidos en los últimos veinte
años con dos experiencias. En el desastroso gobierno fujimontesinista 1992-2000
que provoco una hecatombe social jamás imaginada ni prevista, está presente el
primer hecho, el haber sostenido todo el andamiaje económico sobre la base de
la exclusividad y la corrupción; y segundo, en la desaparición forzosa de personas de todas las edades, especialmente
de condición humilde.
Frente a esta situación, la justicia peruana decidió, condenar
al ex presidente de aquella época a veinte y cinco años de cárcel, condena que
la sigue cumpliendo contra viento y marea.
Su hija (ichi), mujer que sin saber ni leer ni escribir fue lanzada
al estrellato político por su propio padre, posee las mismas credenciales que
su progenitor. Es curioso, sin tener ningún pergamino político bajo el brazo,
solo siendo la hija del sátrapa, logra las preferencias de la mayoría de los peruanos
ente los 18 y 70 años.
Es un asunto increíble. Tras haber transgredido todas las
reglas de la convivencia pacífica, hoy es premiada con el primer puesto en las
intenciones de voto. Es que el peruano promedio no tiene ni una pizca de
sentido común o es que su anatema es siempre tener presente la máxima “cuanto más
me pegas más te quiero”.
¿Cómo entender esta situación? Lo dejamos para los psicólogos y siquiatras.
Lo que si nos permitimos es interpretar las cifras del
resultado de una encuesta (sondeo de opinión) previa a la elección presidencial
del mes de abril del presente año, donde la hija del sátrapa alcanza niveles
inauditos de preferencia. Igual sucedió en la elección pasada del 2011, cuando quedo
para competir en segunda vuelta, y fue vencida por el actual presidente del Perú.
Según la encuesta a la que nos referimos, que fuera
publicada la sema pasada, entre el 1 y el 5 de febrero, la candidata a la
presidencia del Perú Keiko Fujimori Higuchi acopio el 39 %, mientras que en
segundo lugar se ubicó Julio Guzmán con el 20 %.
En el cuadro que elaboramos en base a las estadísticas oficiales,
son 13’436,674 los votantes en el simulacro de votación. De ese total, 5’240,303 votaron por Fuerza Popular, partido
que lidera la ichi, y 2’687,335 de votantes lo hicieron por el partido Todos
por el Perú, de Julio Guzmán. Existen 7’927,638 de votantes que prefieren otros
candidatos o simplemente tienen otra alternativa.
Sin lugar a dudas, el alto porcentaje alcanzado por la hija
del sátrapa nos da que pensar, tal cual lo hicimos al principio de esta nota. Más
aun, con el antecedente de las elecciones del 2011, cuando esa misma candidata totalizo
en la segunda vuelta un rotundo 49 %.
¿Con esta cifra, es el peruano el mayor enemigo de los peruanos?
Sin duda da que pensar. Con mayor razón, cuando el líder de Sendero Luminoso y
el líder del otrora partido político Cambio 90 del ex presidente japonés y
padre de la candidata, en la actualidad, se encuentran presos
Sería una ignominia para el Perú que Keiko Fujimori Higuchi
saliera elegida presidenta del Perú. La división de opiniones en política entre
nacionales es normal, pero si esta se da con la presencia de la Fujimori Higuchi,
es retrogrado y amenazante a la seguridad del Estado. No por defender la
democracia el peruano debe soportar humillaciones de tal naturaleza.
En los próximos comicios, que el electorado peruano sea
iluminado con la sensatez que da el convencimiento de no haber sufrido en vano.
Que el peruano entienda, que el borrón y cuenta nueva es solo para cobardes. El
peruano desde hoy tiene que aprender a defender lo que mañana no le avergüence,
y le permita exigir explicaciones. De lo contrario en vano habrá vivido.
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