Oscar Muñiz
Después del fallo de la Corte de La Haya en el caso
denunciado por Perú contra Chile, el 27 de enero de 2014, muchos sabíamos que
el gobierno del presidente Sebastián Piñera Echenique, iba a defeccionar. Tal
cual, lo hizo.
El peso histórico-político de este acontecimiento en Chile
causa rebeldía, apremios y un accionar que linda con la desobediencia al fallo
el cual es inapelable. Esto fue lo que prefirió Chile, saldar sus cuentas en
una corte, y hoy que se ven en la obligación de acatarlo los de siempre impiden
su cumplimiento. Así fue en el caso del diferendo limítrofe con Argentina, tan
esto es real que estuvieron a punto de embarcarse ambos países en una conflagración
bélica.
La historia se repite con Perú, pero lo importante es que
una vez más queda al descubierto la política belicista de Chile, su
intransigencia y su complejo de inferioridad ante naciones con más arraigo democrático
y de decencia política.
Veamos dos puntos de vista entre chilenos, sobre el supuesto
diferendo terrestre con Perú.
Sebastián Piñera Echenique.
¿Quien es Sebastián Piñera Echenique? Es el presidente de la
republica de Chile. Político, empresario, inversor y millonario. Ingeniero
comercial. El presidente no escribe, tal vez lo haga sobre asuntos donde su
tendencioso interés se lo exija. En este caso emite pura cháchara con el objeto
de atenuar lo que la historia escribirá sobre él y su ministro de relaciones
exteriores sobre la devolución del mar que Chile pretendió usurpar, a su estilo,
al Perú.
E historiador Barros, está seguro de escribir algo más al
respecto, como no dudamos que tendrá que expresarse sobre la actitud de su
presidente, que sin ambigüedades sigue enlodando, como muchos chilenos lo
hacen, las relaciones internacionales con otros países.
Triste es constatar el discurso difamador, contrario a la
verdad, cínico, de un mandatario chileno, en donde azuza a la horda con el propósito
de obtener réditos, porque prefiere, bajo pretextos de siempre, erigirse como
un destacado demócrata.
Lo que debería hacer Chile es revisar su política exterior,
exigir a sus funcionarios y ciudadanos en general desacatar la idea que las
cosas se obtienen por la fuerza; esto no lo debe tolerar un presidente. El
presidente Piñera es el tipo de mandatario que solo cuida lo que es suyo, tanto
los chilenos como todo el mundo lo pudo comprobar a lo largo de su gobierno.
Sebastián Piñera Echenique, después del fallo de la Corte
Internacional de Justicia, cuestiona los límites entre Perú y Chile, dijo en Arica el 17 de febrero 2014 “Chile y Perú
hace mucho tiempo discrepan sobre donde está la frontera, si en Hito 1 o en el
punto 266 (Punto Concordia). Pero siempre hemos estado de acuerdo en que la
frontera terrestre y la frontera marítima coinciden en el mismo punto. Y la
Corte de La Haya determino que la frontera marítima comienza en el Hito 1: ese
es un tremendo elemento de racionamiento para sostener que la frontera terrestre
también es el Hito 1”.
Piñera no debe
olvidar que la frontera terrestre entre Perú y Chile se encuentra claramente
establecida en el Tratado de Ancón firmado en 1929, fecha anterior a la que el
naciera. Tal vez por su especialidad se le disculpe tergiversar la historia,
pero como presidente es una lástima y vergüenza para sus compatriotas, sin
desdeñar que posiciones tan engañosas provocan ataques injustificados.
Jose Miguel Barros |
Ahora veamos lo que dice un destacado jurista chileno.
José Miguel Barros, es abogado, diplomático, historiador y académico
chileno. Fue embajador en Perú entre 1981 y 1983.
Con fecha 22 de febrero 2014, apareció en el diario El
Mercurio un editorial titulado “Hito N° 1 y limite”, suscrito por el Señor Embajador
J.M. Barros, en donde dice a la letra:
Señor Director
Un artículo sobre Perú y Chile apareció en este diario (16
del presente, pagina C 2) me mueve a enviar estas líneas. Allí se dice que la
Corte Internacional de Justicia “estableció que la frontera marítima entre
ambos países comienza en el Hito 1 y no en el llamado Punto Concordia”.
Temo que se trate de un error de apreciación, ya que ese
tribunal fijo otro punto inicial a dicha frontera: la intersección de la línea de
bajamar con el paralelo que cruza dicho hito.
Para comprender mejor dicha situación aludida, debe tenerse
presente además que, si bien la corte no entro en mayores detalles, caracterizo
el Punto Concordia como aquel “donde comienza la frontera terrestre entre las
partes” (párrafo 175 del fallo. Mi traducción del original en ingles).
Tal vez estas observaciones puedan parecer secundarias, pero
corro ese riesgo dentro de mi ánimo de allegar a una más acabada percepción del
tema.
José Miguel Barros
Ahora bien. ¿Se puede confiar en un presidente que no hace
honor a su palabra?
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