La economía peruana en opinión del FMI, reporta algunos puntos en que coinciden con nuestras anteriores
publicaciones, con otras no estamos de acuerdo y otras no tienen un interés inmediato
en nuestro análisis.
El FMI, afirma que el desempeño macroeconómico de Perú en la
última década ha sido excepcional; no cabe duda de esto, pero el FMI sigue
soslayando el contenido (agregado) de los datos macroeconómicos, pues
consideramos que ya es tiempo de escarbar en dichos datos y descubrir ciertas
variables macroeconómicas que no reflejan la verdadera realidad por falta de
confiabilidad en las estadísticas. También dice que la economía peruana capeo
la crisis financiera mundial de 2008-09 relativamente bien, y en esto no deja
de tener razón el FMI.
En donde no hay duda en coincidir es en la desaceleración del
crecimiento económico por disminución de las exportaciones. Según el BCRP la
cuenta corriente del 2012 cerró con un déficit de 3.6 % del PBI. La cuenta
corriente de la balanza de pagos en el 2012 tuvo un déficit de US$ 7,136
millones (en el 2011 fue de 1.9 % del PBI) por la reducción del superávit en la
balanza comercial de 5.3 % a 2.3 % del PBI. Esta es la reducción de la balanza
comercial.
Los capitales privados de largo plazo tuvieron un flujo de
US$ 16,349 millones en 2012 y en el 2011 fue de US$ 9,620 millones. Según el
BCRP en el 4to. Trimestre 2012 el déficit en cuenta corriente de la balanza de
pagos fue de US$ 1,913 millones (3.6 % del PBI) siendo mayor en el mismo
periodo del año 2011 en US$ 1,119 millones, esto lo explica el BCRP que es producto por el
mayor volumen de las importaciones y el deterioro de los términos de
intercambio.
Si bien es cierto que la inflación se encuentra relativamente
controlada la estacionalidad dejo de ser un factor de alteración de los
precios, aunque la criollada y el laxo sistema de control impiden tener un
aviso fidedigno y serio. Los sistemas de aviso como los del Ministerio de
Agricultura mantienen bajo control ciertos parámetros en los mercados.
En lo que respecta a las reformas estructurales a las que se
refiere el FMI, fueron suyas las que se implementaron desde 1992, sin embargo
en los últimos diez años no existe una consolidación en la estructura del
Estado, en donde por desgracia no se saben cuántos trabajan y a cuánto asciende
el monto de pago anual por planillas.
Las tensiones sociales serán en los próximos meses la bomba
que estallara en Cajamarca, Loreto, Ancash, Piura, Lambayeque, Lima, Ica, Puno,
Cusco, Arequipa, Madre de Dios y, el común denominador serán los problemas
mineros. Mientras tanto la aparente calma solo es el presagio de la calamidad
social.
No coincidimos en que los riesgos que amenazan a la economía
peruana se encuentren en el extranjero. El primer factor de riesgo es el convulso
momento que vive la minería nacional, ya sea por el impulso político del
extremismo o por el convencimiento de que es dañina. El hecho es que siendo la minería
una de las patas de la mesa del progreso de la economía peruana esta corre el
serio riesgo de acabar con la paciencia de los inversionistas y de los
receptores truncándose una vez más la oportunidad.
Serán difíciles los próximos meses y este silencio
prolongado desde la publicación del informe del EIA-Conga hace que ambos
bandos, mineros e inversionista-gobierno, carguen sus fuerzas para la
arremetida final.
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