Oscar Muñiz
No cuesta nada mirar a nuestro alrededor para percatarnos del
nivel de aprobación o desaprobación que tiene la democracia en nuestros
respectivos países. Sin entrar en mayores detalles y exquisiteces, en su
apreciación y entendimiento, muchos ciudadanos son proclives a preferir las
dictaduras. De generación en generación hay un tirano que encandila a la gente,
hasta que su memoria se extingue con el último alucinado que lo vio ejercer su
doctrina política.
En Argentina tenemos a Menem, en Perú al “chino” Fujimori,
aunque él es japonés. Demás esta recordar a Domingo Perón de Argentina, a
Manuel Apolinario Odria o Juan Velazco Alvarado de Perú. En Perú, el general del ejército Odria, gobernó desde 1948 hasta mediados de la de
década de los 50, fue recordado por sus obras (hospitales, colegios); según
referencias verbales, el general no robaba, a él le regalaban. Entre 1968 y
1975, hubo otro general del ejército, Juan Velazco Alvarado, quien confisco
todo lo privado (haciendas, fundos, la industria pesquera privada, toda la minería),
y entre 1990-2000 un presidente japonés que robo y dejo robar a manos llenas,
vendió todo las propiedades estatales aunque obsequiaba polos a sus electores.
Las experiencias vividas en países como Brasil, Argentina, México,
Chile o Perú son de diferente intensidad, con hechos que van desde el
exterminio y desaparición de los ciudadanos hasta el saqueo de las arcas del
Estado. Los asesinatos, los crímenes, las desapariciones, son elementos comunes
en los regímenes que por una u otra razón tienen su origen en la intolerancia, con
la actitud cómplice de la cúpula política. Salvo en Perú, donde las fuerzas
armadas cumplieron un rol secundario, aparentando no ejercer el poder del cual
se servían, aunque iban de la mano con el primer mandatario Alberto Fujimori
Fujimori.
Si antes fue el comunismo la razón del origen de la
desaparición de la democracia, hoy se entiende, luego de la caída del Muro de Berlín
y la desaparición de la Unión Soviética de Republicas Socialistas (URSS), actualmente
esta no es una razón válida; sin embargo la metamorfosis de los otrora anti
comunistas necesitan otras maneras de camuflar su apetito de poder, bajo otras
consignas, modalidades y estilos. Actualmente la más común de todas ellas es la
dictadura civil, aquella que proviene del consentimiento popular, que en muchos
casos ignora al monstruo que se encuba.
“Freedom House,
reconoce que el 2013 fue el octavo año consecutivo en que la libertad mundial
disminuyo, y que su marcha hacia adelante alcanzo su punto máximo a principios
de siglo. Entre 1980 y 2000 la causa de la democracia experimento pocos
contratiempos, pero desde el 2000 ha habido muchos. Y los problemas de la
democracia son más profundos que las simples cifras sugieren. Muchas
democracias nominales se han deslizado hacia la autocracia, manteniendo la
apariencia externa de la democracia atraves de elecciones, pero sin los
derechos y las instituciones que son aspectos igualmente importantes de un
sistema democrático eficaz” (CFR, ¿Qué salió mal con la democracia?).
La experiencia china muestra que el liderazgo político
cambia en ese país cada década, mas aun, la opinión en los centros
universitarios sobre la democracia es por lo general despectiva, tal como se
argumenta que “La destrucción de
Occidente y en particular de los EUA, es debido a que institucionaliza el
embotellamiento, trivializa la toma de decisiones y vomita presidentes de
segunda categoría como George Bush junior” (Zhang Weiwei, Universidad de
Fudan-China) o que “La democracia hace que las cosas simples sean demasiado
complicadas y frívolas, y permite a algunos políticos un dulce hablar para
engañar a la gente” (Wang Jisi, Universidad de Beijing-China).
Lo anterior se opone a la creencia que “La democracia permite que las personas digan lo que piensan y den
forma a su propio futuro y al de sus hijos” (CFR, ¿Qué salió mal con la
democracia?). Sin embargo una posible explicación radica en lo que plantea CFR
cuando pregunta “¿Porque tantos
experimentos democráticos no sean logrado recientemente? Es que ponen demasiado
énfasis en las elecciones y demasiado poco en otras características esenciales
de la democracia, como el poder del Estado, los derechos individuales, la
libertad de expresión y la libertad de organización que deben ser garantizados”.
En medio de todo esto la corrupción triunfa. Desde el punto
de vista de los economistas “La
corrupción tiene su origen en la función distributiva del Estado” (AsesoríaEconómica-Financiera y Medio Ambiente, La corrupción, 25/02/14), argumento que
no le falta sustento para explicar el desbocamiento de un cogollo en el manejo
administrativo, económico y financiero del Estado.
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