Asesoria Economica Financiera y Medio Ambiente

29 de octubre de 2020

Conejillos de prueba

 

Oscar Muñiz Corro




¿Quién podría decir que la vida no cambio?

Hay hechos innegables que certifican el cambio. La salud y la economía no es un maridaje adecuado. Son enemigos, cada uno reclama su estatus. Su vigorosa lucha es desde siempre y seguirá siendo así camino hacia lo peor. No solo cambio la vida, cambio el estilo de vida con la derrota temporal de la economía.

No se sabe si el virus COVID-19 salió de un laboratorio o se transmitió de un murciélago al ser humano. Lo cierto es que entre los gobernantes (EU – China) se responsabilizan pero ninguno admite que poseen laboratorios donde crean la extinción biológica. Quien hubiera pensado que algún día se llegaría a semejante situación en la que vivimos hoy; se vivió la experiencia con la “gripe española” la cual diezmó millones de personas. No hemos progresado aunque somos exquisitos en informar con lujo de detalle sobre los efectos del COVID-19.

No quepa la menor duda que la desinformación científica es evidente. Para colmo de males se llega a decir que es tan solo una forma de control social, cuando de confinar a la gente. Los autores del confinamiento social son conocidos políticos, los cuales diseñaron estrategias para el exterminio y el aprovechamiento económico. Dicho esto, hasta ahora nadie desmiente tal situación.

Millones de personas han perdido sus empleos. Millones han fallecido. Y millones  de personas soportan las secuelas de la infección. Cientos de miles de negocios han desaparecido. Para que regocijarnos con cifras sobre los hechos que están a la vista. Para que usar estadísticas o curvas, sino podemos dar solución al problema.

La sutileza del control social es una alternativa a la fuerza pública. La gente se hartó del control sin solución. La gente se hartó de las dadivas. La gente está harta de vivir de este modo, que cada día se engulle las formas sociales más elementales del disfrute de la vida. Disfrutar de lo poco o mucho que uno tenga cuando hoy ni el dinero sirve para intentar ser feliz. De qué sirve el dinero sino se puede disfrutar.

La propuesta del control social  es más evidente que nunca. Ni la economía tiene sentido. Solo tiene sentido el progreso de la industria bélica y el progreso de los laboratorios. Los enfermos con COVID-19, SIDA, cáncer, seguirán muriendo por miles. El negocio de la cadena de la muerte (laboratorios - servicios fúnebres – cementerios) está en boga.

¿Sera cierto que debemos morir tan pronto?  

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