Oscar Muñiz C.
En la década de los años 60 del siglo pasado, en el Perú, se
inició los trabajos de evaluación de los
recursos naturales, con el fin de inventariarlos. Es así que se supo cual era
la extensión de suelo apropiada para los cultivos en limpio, cultivos
permanentes, para pastos, de producción forestal y de protección. Esto adosado
en una publicación sobre CLASIFICACION DE LAS TIERRA DEL PERU, elaborado y
publicado por la Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN).
Cada año, y así durante tres décadas se formularon los
presupuestos de la Republica del Perú, incluyendo un número determinado de proyectos
(estudios) de esta naturaleza, además de los estudios ambientales. Por supuesto
que otras actividades eran consideradas en el presupuesto nacional anual, pero
lo que nos interesa en esta oportunidad es que se conozca lo referente a los
inventarios de recursos naturales.
Estos proyectos eran elaborados por un grupo de
especialistas, de tal manera que habían
estudios sobre suelos, forestales, hídrico, a los que acompañaba por lo
general un estudio socioeconómico.
Asimismo, existía un equipo que laboraba en el área de
planificación y presupuesto, el cual se encargaba de elaborar los documentos
que servían para sustentar el financiamiento del proyecto en el ministerio de
economía y finanzas y en el congreso
nacional.
Tal era la solidez de los documentos sustentatorios que
nunca en esos 30 años fueron observados o criticados por los técnicos de economía
y finanzas, mucho menos por los
parlamentarios, cuando se sustentaba ante ellos su financiamiento. Es que la
entidad que se encargaba de todo el trabajo tenía un gran prestigio y vasta
experiencia.
La institución encargada contaba con personal profesional
altamente calificado, el mismo que contaba con un mínimo de 10 años de
experiencia en su especialidad. Así por ejemplo, un ingeniero forestal que
había transitado por varios puntos de la geografía nacional en diferentes
proyectos, captando la realidad y obteniendo experiencias, se encargaba de
elaborar su informe producto de un trabajo de campo y de gabinete para los
proyectos de acuerdo al nivel del proyecto, sea este de reconocimiento,
semidetallado o detallado.
Es así que esta metodología permito inventariar y/o
actualizar los inventarios de los recursos naturales por regiones, tanto es así
que se logró cartografiar la totalidad del territorio nacional (1’285,215.60
Km2), generando información para propósitos múltiples. Uno de esos propósitos
era servir como insumo para la planificación del desarrollo nacional.
Los interesados en los estudios de inventarios de los
recursos naturales eran variados. Dentro de ellos se encontraban inversionistas,
individuos independientes o empresas, representantes del área educativa y
cultural, que utilizaban la información con interés propio.
Existía una interrelación entre el aparato estatal
representado por la institución encargada en la elaboración de los inventarios
y el ente privado, sea este agricultor directo o empresa privada. No se puede
dejar de mencionar que la información técnica era de vital importancia a la hora
de hacer los estudios sobre el potencial nacional con fines de seguridad nacional.
Lo mencionado permaneció estrictamente igual hasta 1992, en
que como es sabido, el gobierno dictatorial de la época desactivo todo el
sistema. Desde aquella fecha el Perú perdió la oportunidad de contar con los
inventarios de recursos naturales, perdió los cuadros de profesionales y
técnicos, y lo más importante, dejo de saber qué es lo que tenía.
En la actualidad no existe una entidad que se encargue de
esta tarea vital. No hay manera de obtener información confiable para
salvaguardar los intereses nacionales en los distintos foros en donde participa
y tiene presencia el Perú. La programación del desarrollo agrícola y todas las
acciones colaterales carecen de herramientas técnicas. El comercio de la producción
se hace “a ojo de buen cubero”, sin planificación estratégica. Por último, el
Estado deja de conocer verdaderamente la
potencialidad nacional y la economía no percibe lo que realmente debería percibir.
La disponibilidad de información, en un estudio integral, se
encuentra fraccionada en cada uno de los ministerios, mas no se cuenta con un
estudio de inventario en sí, porque los ministerios no cuentan con el personal
idóneo para esta tarea.
El desconocimiento de todos estos hechos desestima esta gran
perdida. Por cierto reiniciar los trabajos para nuevamente contar con algo
parecido a lo perdido es impensable e imposible. Técnicamente es imposible.
En medio de todo esto preguntamos a los políticos, a los que
dirigen el destino del país, ¿Qué entienden por modernidad? Desde hace 24 años hablan
de la modernidad, pero nunca trabajaron en el Estado, no conocen. Insistimos preguntándoles
que entiende por modernidad. Que no olviden, hace 34 años, cuando elaboraban
los inventarios de los recursos naturales, se utilizaban imágenes Landsat y
Spot. En aquellos tiempos ninguna empresa privada utilizaba semejante
tecnología, y los resultados se encontraban al alcance de todos y gratis,
esto es de conocimiento del presidente Pedro
Pablo Kuczynski.
Esto fue lo que perdió el Perú desde 1990. Hasta
el día de hoy no fue subsanado semejante error. Como abordar el desarrollo si
hasta hoy los responsables no han definido que es lo que quieren del Perú. Los
de izquierda, sueñan con revivir algún día lo que no existe, la economía
centralizada y digitada por un solo individuo; los de derecha, quieren más zafarrancho
para seguir enriqueciéndose aún más. Estas dos fuerzas siguen en pugna sin
percatarse que las mayorías adjuran de ellas.
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