Asesoria Economica Financiera y Medio Ambiente

18 de septiembre de 2010

LA AUSENCIA DE LA CIENCIA REGIONAL, GEOGRAFIA ECONÓMICA, ECONOMÍA REGIONAL Y PLANIFICACION URBANA, EN EL DISTRITO DE SANTIAGO DE SURCO – II




Dice Juan Hortalá Arau, “los Métodos de Analisis Regional de W. Isard es un libro de técnicas. Esta obra se sitúa en el marco histórico de los analisis espaciales”. Siendo tan amplio el campo del análisis regional, aquí nos circunscribimos a la localización agraria e industrial, por los motivos que más adelante señalaremos.

Dejamos para otra ocasión referirnos a los planteamientos de la micro y macro economía como también de lo observado por Beckmann sobre el campo de la economía espacial y la distinción entre micro y macroeconomía; tampoco nos ocupamos de la separación, desde el punto de vista de la teoría económica general, sobre lo observado por Beckmann, respecto al comportamiento de los consumidores y productores, y al Estado, ya que la teoría económica espacial se determina a partir de condiciones sectoriales. Como dice J. Hortalá Arau, “esta matización es importante en la medida que, dejando aparte conexiones inevitables, ayuda a entender la delimitación de los ámbitos de la micro y macroeconomía espaciales como teoría de la localización espacial”.

Desde este punto de vista, que por cierto es necesario tenerlo muy en cuenta, el enfoque  para obtener una comprensión lo bastante precisa del desarrollo de las especialidades del uso del espacio económico y físico a través del tiempo es necesaria. Por esta razón,  la importancia del planeamiento urbano adquiere significado, cuando el uso del espacio físico colisiona directamente con el uso del espacio agrario y estos con las técnicas y manejos del analisis de la economía regional. Aquí es donde se circunscribe la problemática de la gobernanza del distrito de Santiago de Surco y por ende la de Lima Metropolitana.

La categorización de los problemas tienen su inicio en lo que Thuenen (1826) lo planteó con el propósito de responderse a la pregunta siguiente: “¿Cómo se desarrollaría la agricultura atendiendo por un lado, a la estructura de su correspondiente producción y, por el otro, a la mayor rentabilidad posible de los cultivos en relación con la distancia al mercado? Lo otro es lo que dice Ponsard, que el olvido del tránsito histórico de una a otra (agricultura-industria) sea lo que provoque un olvido de la localización agraria a favor de un creciente interés por el emplazamiento adecuado de la producción industrial.

Este asunto fue y es de vital importancia en el tema que nos atañe y “sea por una razón u otra, o por ambas a la vez, el tema no se trataría nuevamente hasta que E.T. Benedict, H. Stippler, y M.R. Benedict en 1935, tradujeron la obra de T. Brinkmann. Tal cuestión la plantea E.S. Dunn en su The Location of Agricultural Production (1954)” (J. Hortalá Arau).

Un párrafo de la pagina IX, de la Nota Preliminar, del libro de Walter Isard, Métodos del Analisis Regional, en donde J. Hortalá Arrau, dice: “Los analisis de carácter industrial, pues, sucedieron, en el campo de  los estudios espaciales, a los propios de las consideraciones agrarias. Roscher, Schaffle y particularmente Launhardt pusieron las primeras piedras. Más, fue A Weber quien de modo sobresaliente delimitó el ámbito formal de estos estudios al publicar en 1909 su conocida obra Ueber den Standort der Industrien. En la misma elabora un modelo económico espacial alejado de toda casuística inductista y emplea, por el contrario, una metodología eminentemente deductiva. Sus axiomas de partida vienen determinados por las llamadas “fuerzas de la localización”, las cuales, a partir de un analisis de los “factores locativos”, determinan unas orientaciones según la atracción que ejerzan en el espacio, respectivamente y de forma independiente, el transporte, el trabajo y la aglomeración. Su interrelación en un encuadre debidamente coordinado dará lugar a un empazamiento óptimo para una determinada actividad industrial. Para ello, y desde un punto de vista instrumental, elabora las llamadas figuras localizacionales, entre las cuales la triangular cobra especial relieve. Sin embargo, tales figuras determinan únicamente la localización orientada según el transporte. La complementación con los otros factores, mano de obra y aglomeración, se hace a base de la consideración de unos índices (Índices de Materias Primas e Índices de Ahorro o Economía) y, en particular, mediante la aplicación de la técnica de las isodápanas”.

Hasta aquí los conceptos básicos de interés, que permitan encuadrar los problemas regionales de Santiago de Surco, porque que el devenir de las acciones políticas han causado una alteración irreversible tanto en la geografía del distrito de Santiago de Surco, como en el desarrollo social y económico del mismo.

La escasa consideración por asuntos tan vitales para una sociedad asentada en la franja costera del litoral peruano debió ser privilegiada y ordenada de acuerdo a las bases originales del uso del suelo, aún frente a las migraciones. Nunca se debió privilegiar el capital comercial del suelo cuando este por muy justas regalías causó un impacto negativo permanente. Jamás se debió permitir sacrificar, sin previo estudio y análisis, zonas agrícolas-ganaderas a favor de la expansión urbana-comercial. Fue y es un despropósito inconmensurable el haber permitido que Santiago de Surco dejase de contar con áreas de producción agrícola, siendo lo más grave de todo dejar a la capital sin áreas de abastecimiento de productos de pan llevar y con un déficit de áreas verdes. No fue y no es atinado que se siga con la política de sembrar cemento, creando en las pocas áreas disponibles centros poblados que sin contar con los elementos mínimos para una sobre vivencia digna se siga lotizando día a día áreas que bien podrían ser útiles para otros fines que la actual urbe amorfa proporciona a sus habitantes.

Por último, es necesario dejar bien en claro que estas cuantas líneas llaman la atención a los grupos de poder, inversionistas y gobierno local, ahondar en el tema del analisis regional, pues el distrito de Santiago de Surco ya colapsó. El querer mantener esta ciudad bajo los parámetros de la modernidad no quita la posibilidad de poner las barbas en remojo, pues la falta de empleo, la salubridad, el medio ambiente, la ecología, la economía domestica y la seguridad, dependen hoy más que nunca de resucitar entre las cenizas. No debemos esperar un cataclismo telúrico para reordenar el espacio, como tampoco una devastación bélica; no olvidemos que el heroico distrito de Chorrillos, escenario de la Guerra del Pacifico, fue destruido, sin embargo, su mar sigue siendo un área que proporciona empleo y sustento alimenticio a miles de habitantes. De la misma manera debería hacerse con las pocas áreas agrícolas disponibles del distrito de Santiago de Surco, ya que nunca más será aquel Surco que hasta la década de los 70s producía leche fresca, uva, vino.




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