Asesoria Economica Financiera y Medio Ambiente

23 de febrero de 2008



Fidel Castro

La gran mayoría de las personas sabe quién es Fidel Castro, su historia revolucionaria, lo que logró de Cuba después de Batista y lo que representó y representa hasta el presente para los Estados Unidos de Norteamérica.

Para los Estados Unidos de N. A. significa la derrota de su política exterior graficada en Bahía Cochinos; su expulsión de Cuba por fomentar y honrar la corrupción; la derrota del supuesto mejor presidente JFK y por el cerco impuesto a Cuba desde hace cuarenta y nueve años.

Las consecuencias fueron muy graves para los Estados Unidos de N.A., sino miremos a la colonia cubana que vive en Miami. No olvidemos tampoco que a finales de los años setenta, diez mil cubanos invadieron la embajada del Perú en la Habana y la respuesta del gobierno cubano fue facilitar su salida de la isla. Hoy viven en la indigencia, en los pueblos jóvenes marginales de Lima, soportando la marginalidad que impone la sociedad peruana. Para el resto del mundo especialmente para Latinoamérica significó el constante ataque psicológico exigiendo que en Cuba se imponga la democracia, distorcionando la visión que se tiene de sus lideres, como criminales, corruptos y sanguinarios, lo cual a calado hondamente en el hombre promedio latinoamericano, hasta el punto de perder de vista los logros alcanzados en Cuba en cuanto a salud, educación, deportes y lo que es más importante en dignidad.

No todo lo que brilla es oro, dice el refrán. Esto debe ser entendido en Washington, desde donde se exporta la insanía hacia el medio oriente, el avallasamiento de Centro América, el desprecio por Latinoamérica; cuánto sufrimiento ha generado en estos últimos años; cuánta destrucción económica para los estadounidenses se forjó con el enorme gasto militar y los negocios de unos cuantos.

En los últimos años Washington ha exportado la mayor inseguridad económica y financiera, claro que para los áulicos y cortesanos no significa nada, ni siquiera comprenden el rechazo del presidente de España Zapatero de participar en la guerra de Iraq, ni el rechazo de la población mundial.

La figura política del bloqueo económico es el estandarte de la política norteamericana contra Cuba, el irrespeto a un pueblo sufrido y humillado antes de 1959, porque, quien dice, que un cambio social viene con besos y flores, no recuerda la revolución portuguesa de los claveles; tampoco se dan cuenta de aquellos fanfarrones que gustan de incendiar la pradera con su pluma; para nuestra suerte tenemos a un García Márquez y una mayoría europea que han sabido tratar el asunto cubano con los riesgos que procura el oponerse al águila del norte, aunque el vulgo hable de que debe implementarse la democracia, imponer los derechos humanos y la economía de mercado.

Dejemos que el pueblo cubano hable por sí solo y decida.



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