Fue en la sesión del jueves 17 de junio 2010 en que algunos de los representantes del pueblo peruano se enfrascaron en una discusión bizantina sobre lo que se debería hacer con el gas del Camisea. Al respecto ellos creen haber captado las exigencias de sus electores, pero lo que no saben los unos ni los otros es que ellos son rehenes de su ignorancia y peones del dinero; no entienden que solo es un juego político sobre un asunto que no tiene cuando acabar y cuando acabe será cuando algunos pocos habrán pasado a mejor condición, si es que ya no lo tienen.
La gente más humilde y la no tanto sabe por experiencia por donde va la “pelota” , dicho sea de paso, se encuentran enterados que el gas del Camisea podría colocarlos a todos ellos en condiciones verdaderamente de mejoría, puesto que las escuelas, hospitales y demás servicios podrían convertirse de la noche a la mañana en los oasis que ellos desean; además, la disminución de la pobreza sería real, palpable y rápida, y no lo que se esgrime con discursos o como triunfo por el gobierno de Alan García Pérez y por el director general del FMI. Con esto el líder del aprismo podría pasar a la historia como es su deseo. Esta es su oportunidad. Pero él, sordo, altanero, soberbio cual virrey, a los reclamos del pueblo peruano sigue ensimismado en un deseo que nunca verá.
El gas y sus vericuetos en el Perú
El gas y sus vericuetos en el Perú
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