Las crisis económicas por lo general son producidas por ineptos en economía, con atrevimiento y sin lugar a dudas con arrojo descarado de hipocresía. Para estos los muertos no importan. El ladrón es modelo a seguir. El patriotismo es el elemento que enciende las pasiones nacionalistas. El cinismo como arma es utilizada con ostentación y destreza. Todo esto y mas se concentra en la gestión del presidente peruano Pedro Castillo Terrones.
La balanza comercial sigue dando que hablar pues esta fue menor por haber disminuido las exportaciones mineras (zinc, oro, petroleo crudo y derivados) y por el aumento de las importaciones especialmente de bienes de consumo e insumos. En el IIITRI-2022 la balanza comercial (superávit) fue de $ 955 millones, monto inferior al volumen del IIITRI-2021. El deficit por servicios fue de $2178 millones, superior en $ 231 millones que del IIITRI-2021.
No sorprende este desplome de la economía peruana en el IIITRI-2022, cuando el financiamiento externo del sector privado fue de $ 4672 millones, cifra menor al del mismo trimestre del 2021 en $ 1873 millones. Estamos hablando de inversión. En pocas palabras se redujo la inversión privada en 59.9 %.
La gravedad de la situacion es tal que el Banco Central de Reserva del Peru señala que la evolución del financiamiento externo tuvo una caída de 7.1 % entre el periodo IIITRI 2021 y IIITRI-2022 con la consiguiente menor inversión bruta interna.
Ahora bien. Dirán que solo son cifras. Tendrán que fijarse en los paros nacionales de los agricultores por falta de insumos como la urea (por problemas álgidos provocado por la corrupción en su adquisición) y el paro de los transportistas interprovinciales. Agréguese, el despilfarro de millones de soles en ayudas a desempleados, afectados por el COVID-19, entre otros.
Asi las cosas.