Oscar Muñiz C.
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Dilma Rousseff, Presidenta del Brasil |
En estos últimos meses, en que Dilma Rousseff, se mantuvo en
el ojo del huracán, corrieron no solo ríos de tinta, sino también miles de Mb usados,
tratando el tema si debía ser censurada o no. Hasta que llego el día de la
verdad; ese día fue el jueves 12 de mayo de 2016, día en que la cámara alta de
Brasil decidió suspender a Dilma Rousseff de su cargo de presidenta del Brasil
por espacio de 180 días.
La suerte de la presidenta estaba echada. Había opiniones de
todo calibre, y para todos los gustos.
Nadie puede ponerse en los zapatos de Dilma Rousseff, sin embargo viéndole el
rostro, uno podía saber lo mucho que sufría, no solo por la situación por la que
estaba pasando, sino también, como ella misma lo dijo, por todas las traiciones.
Ella puede ser acusada de una pésima gestión económica y de
su deficiente manejo político, pero de lo que no se le puede acusar es de
corrupta. Así es como defiende cierto sector a la que hasta el día 11 de mayo
2016 fue la presidenta en ejercicio de Brasil. Sin embargo pueden olvidar, que
también cuenta en este tipo de análisis, la herencia recibida del gobierno
anterior, del mismísimo ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Lo cierto es que sus enemigos implacables fueron el
populismo, la inflación, la recesión, y los representantes de ambas cámaras,
aquellos que le dieron el puntillazo final.
El pecado de Dilma Rousseff: Transferir préstamos, de los
bancos públicos a la tesorería del Estado, con el propósito de maquillar el
déficit fiscal.
Cada uno de nosotros tenemos razones y fundamentos sobre los
acontecimientos que se producen en el mundo de la política, de la economía, en
cualquier ambiente donde el ser humano tiene injerencia. Las fuentes con las
que nos formamos nuestra opinión son diversas. Pueden ser desde fuentes
directas hasta aquella que no lo son, las que están constituidas por versiones
de terceros, opiniones y hasta simple rumores.
Lo que es evidente y claro es que no existe ser humano que
se sitúe en varios escenarios a vez. Están en su derecho los que defienden a
Rousseff, ya sea por ser de izquierda o por el simple hecho de simpatizar con
ella.
Argumentar en su defensa deslizando cualquier argumento consciente
para su nombramiento como lo hizo Lula cuando la nombro cabeza visible del
complejo petrolero más grande de Brasil, no es casualidad. Fue una muestra de
confianza por afinidad partidaria en función de los objetivos personales y
políticos del otrora hombre más descollante entre los políticos brasileños. En
otro contexto nacional por cosas menores se pone en tela de juicio la honradez
de los nombrados y del que los nombra.
No existe en ninguna parte del mundo que el sector energético
deje serias dudas de quienes dirigen las empresas, mucho más cuando se trata de
gas y petróleo. Solo este detalle hubiese
servido para que se dude de la
performance de la Rousseff.
Todo apunta que la separación de Rousseff del poder, tiene
razones políticas, pero no en lo sustantivo. Las razones políticas es la
herramienta que utilizaron en el senado para lograr su cometido, entendido esto,
que 30 de 49 de los acusadores tiene problemas con la ley, ya sea por lavado de
dinero, delitos financieros o corrupción. Téngase en cuenta que el 58 % de senadores
están bajo investigación penal.
En el caso de las transferencias interbancarias por las que
se le acusa, estas fueron hechas para cubrir vacíos financieros producidos no
solo durante la función presidencial de Lula da Silva, sino cuando ella ocupaba
un cargo importante en su administración. Es aquí donde nacen las dudas. ¿Rousseff
cometió un delito o no? De ser cierta, su mala gestión económica, debería ser
reprochada, pero no acusada de corrupta. No es muy consistente para desaforar a
un presidente el haber pasado por agua tibia algunas normas presupuestales.
Para resolver dicho problema existen responsables administrativos.
Si Rousseff cometió un error en la lucha contra la inflación
o que la recesión fue una norma en su gobierno, no es creíble que sean razones
suficientes para enjuiciar a una presidenta. El punto débil de Rousseff es
haber sido persona de confianza de Lula da Silva, y haber contribuido en favor
del populismo, que Lula si impulso. La corrupción fue amamantada durante los
dos periodos de Lula, y en el periodo y meses en que Rousseff fue presidenta. Ella
no fue suficiente o útil como muro de contención.
Es así como la suerte de Dilma Rousseff fue re-direccionada.
Nota: En enero del 2003 el presidente Luiz Inacio Lula da
Silva, nombra como ministra de Energía a Dilma Rousseff, ocupación que tiene
hasta junio del 2005. Posteriormente es nombrada Ministra de la Casa Civil de
Brasil, teniendo bajo su mando el Programa de Aceleración Decrecimiento, Luz
para Todos, Mi Casa mi Vida, y la explotación de pozos de petróleo del pre-sal.
También fue presidenta del consejo de directores de Petrobras, y Lula la eligió
como su sucesora en la presidencia del Partido de los Trabajadores (PT) en el
2010. El 31/10/2010 fue elegida presidenta de Brasil. El 26/10/2016 fue reelegida
presidenta de Brasil. El 12/05/2016 fue destituida de su cargo.