Oscar Muñiz Corro
Darse cuenta que en la vida existe la música y los libros es permitirse disfrutar, así como un niño disfruta en sus juegos, unos reales otros imaginarios. Al fin de cuentas busca esparcir su espíritu. Ser feliz.
Hoy parece que esto es un lujo. Cada día transcurre sino es en medio de penumbras, transcurren anquilosando nuestro espíritu, golpeado y maltratado. La naturaleza prosigue tal cual con sus reglas. Las estaciones arremeten con sus propias reglas y características dejando su huella a cada paso en cada lugar. No hay que ser sabio para darse cuenta.
Sin embargo no aprendemos. Nos envuelve el “progreso”, la tecnología, esa tecnología que hasta ahora no nos ayuda mucho, sin ambargo la deseamos, queremos tenerla, hacerla nuestra, convertirla en nuestro juego preferido.
Entre los gigantes tecnológicos se encuentran Alibaba, JD.com Tencent, Rekuten, entre otros. Asia tiene dos mil millones de usuarios de internet y esta cifra puede crecer. En Asia mas de la mitad de todo el comercio de servicios es entregado digitalmente, lo cual dificulta la recaudación de impuestos al valor agregado. Exigir a los proveedores no residentes de servicios digitales y mercados de comercio electrónico registrarse ante las autoridades fiscales locales para que remitan los impuestos sobre sus ventas generarían ingresos.
Estos ingresos, según el FMI, a los que nos referimos, oscilan entre 0.04 y el 0.11% del PBI de algunos países del Asia; unos $166 millones adicionales en Bangladesh, $4.8 mil millones en India, $1.1 mil millones en Indonesia, $365 millones en Filipinas y $264 millones en Vietnam.
Sin embargo…
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