Oscar Muñiz Corro
El mundo fue testigo del avance y deformación sostenida de
la ideología marxista.
Dice el dicho “muerto
el perro, muerta la rabia”. Este
proverbio no se cumple en el caso de los comunistas.
Hasta aquí no hay nada nuevo.
El Perú, país con una diversificación productiva natural reconocida,
sigue siendo un esclavo de su propia gente, de los criollos que trasladan el
esquema de conquistar el poder por medio de la ley de las contradicciones, sin
tener un planteamiento moderno de desarrollo económico. Ninguno de los “partido”,
si se podría decir así a los actuales grupúsculos de izquierda, que no han
sabido articular una mínima plataforma para desarrollar la economía e
incorporar al proletariado al sistema productivo.
La incapacidad de estos grupúsculos de izquierda hacen agua
por todos lados y lo único que les queda es entorpecer a cualquier precio el desarrollo económico
del Perú. De la misma manera que la ultraderecha, peligrosa e incapaz de logra
aglutinar no solo a la masa de incautos, necesitados y analfabetos, sino también
anexando a su ámbito de influencia a la derecha tramposa, trasnochada e
improductiva de la década de 1960. Esta ultraderecha se quedó en el cambio de
su membresía partidaria y en el recuerdo del otrora fundador y de su actual
progenitora.
La desgracia de este país que fuera cuna de un imperio, que
aporto en muchas formas al enriquecimiento de propios y extraños, y porque no
decir, al pretendido implemento de experimentos políticos de los extremismos políticos,
sigue profundizando el caos y su temerario existir. No es difícil comprobar,
frente a la profunda crisis económica y al desarrollo de las condiciones de
agravamiento del COVID-19, que el Perú está a un paso de la ingobernabilidad o
simplemente esperando la aparición de un mesiánico que prometa (?) el cielo
para mantener el mismo status quo.
La estocada final para llegar a la etapa de
“ingobernabilidad-mesiánica” esta ad portas, junto con los actuales
congresistas que no cumplen el rol para lo que fueron elegidos. Su aportación en
estas horas de crisis es cero. No solo han traicionado a la amorfa población electoral
que los eligió, sino también las expectativas de la actual generación.
Si existe dios, que Dios ampare a los peruanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario