Oscar Muñiz
“HERMANOS OBISPOS, BUENOS DIAS.
LLEVO GRAVADO EN MI CORAZON LAS HISTORIAS, EL SUFRIMIENTO Y EL DOLOR DE LOS
MENORES QUE FUERON ABUSADOS SEXUALMENTE POR SACERDOTES. CONTINUA ABRUMANDOME LA
VERGÜENZA, DE QUE PERSONAS QUE TENIAN A
SU CARGO EL TIERNO CUIDADO DE ESOS PEQUEÑOS LES VIOLARAN Y CAUSARAN GRANDES
DAÑOS. LO LAMENTO PROFUNDAMENTE. DIOS LLORA. LOS CRIMENES CONTRA MENORES NO
PUEDEN SER MANTENIDOS EN SECRETO POR MÁS TIEMPO. ME COMPROMETO A LA CELOSA
VIGILANCIA DE LA IGLESIA PARA PROTEGER A LOS MENORES Y PROMETO QUE TODOS LOS
RESPONSABLES RENDIRAN CUENTAS” Papa Francisco, Filadelfia setiembre 2015.
Es impropio y poco elegante decir que lo planteado por
nosotros, hace cinco años, tenía el sustento que nuestro fundamento ético nos
brindaba frente a semejante situación.
No dijimos que Benedicto XVI nos defraudo. Apelamos, porque
le creemos, a sus razones que tuvo para renunciar a su pontificado.
Hoy con otros aires en el Vaticano, con un Papa que supo
desde el principio de su mandato apelar a las normas terrenales, más de un
creyente y no creyente levantaron su fe y su esperanza con auspiciosos
resultados.
Aquí no detallamos los por menores de las disposiciones ecuménicas,
nos identificamos y coincidimos con lo optado aun no profesemos las mismas
creencias religiosas y divinas.
El Papa Francisco tiene nuestra simpatía.
Nos ratificamos en lo dicho por nosotros en, ”El Papa en sulaberinto: Infierno o cárcel”
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