Se venia venir la renuncia del arrogante e insensato ex ministro de justicia Aurelio Pastor. La embriaguez de poder le había producido “diablos azules”, pero en este caso fueron “diablos apristas”. Cuando un político no tiene decencia para ser ministro es mejor que se vaya.
Son dos casos en que Alan García Pérez promocionó en menos de 6 mese a dos de sus ministros. El primero fue el ex ministro Allison, cuando tuvo que salir él personalmente ante la opinión pública a deslindar de este seudo político. Ahora le toca el turno a uno de sus correligionarios, el ex ministro de justicia Aurelio Pastor nada menos.
Son dos “metidas de pata” del presidente Alan García Pérez. Las repercusiones no se hicieron esperar, del desconcierto se pasó a la repulsa, luego a lo inevitable. El presidente, o no sabe elegir a sus asesores directos o no tiene “olfato” político necesario para escogerlos.
De todas maneras lo saludable en estos momentos es que se investigue quién o quiénes hicieron patinar al primer mandatario.
La borrachera y bravuconeada del ex ministro Aurelio Pastor - Colofón
El peleador callejero
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