Plantaciones genéticas
En el año 2010 las plantaciones de cultivos genéticos aumentaron un 10 % con respecto al año anterior. En el año 2010 hubo 148 millones de hectáreas utilizadas con transgénicos en todo el mundo, superficie donde trabajaron 15.4 millones de agricultores, en 29 países.
El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro Biotecnológicas (Internacional Service for the Adquisition of Agri-Biotech Application – ISAAA) sostiene que el 90 % de agricultores que emplean transgénicos, que son unos 14.4 millones, se encuentran en países en desarrollo; EEUU posee la mayor cantidad de superficie sembradas con producción modificada (soja, maíz, algodón) con 66.8 millones de hectáreas, mientras que Brasil cuenta con 25.4 millones de hectáreas. Este tipo de agricultura permitió duplicar la producción agrícola brasileña de granos durante los últimos 20 años.
Últimamente en la Unión Europea se sumaron dos países al uso de cultivos con semillas modificadas genéticamente, estos países fueron Suecia y Alemania; desde 1996 fueron aprobados comercialmente estos productos, sembrándose en 8 países en un total, totalizando 91,643 hectáreas en el año 2010. Seis países cultivan maíz transgénico utilizando un total de 91,193 hectáreas , y Republica Checa, Suecia, Alemania y España utilizan 450 hectáreas con papa Amflora. Sin embargo la superficie utilizada con maíz se redujo.
En cuanto a la topología de los cultivos transgénicos se considera que el record lo tienen la soja transgénica (73.3 millones de hectáreas), siendo el principal cultivo biotecnológico; el maíz Bt con 46.8 millones de hectáreas; el algodón transgénico con 21 millones de hectáreas; y la colza (Mezcla de col y de nabo, de cuyas semillas se extrae aceite y cuyas hojas sirven de forraje) modificada genéticamente con 7 millones de hectáreas.
Existen diez países con más de un millón de hectáreas cultivadas con cultivos transgénicos, EEUU (66.8 has.), Brasil (25.4 has.), Argentina (22.9 has.), India (9.4 has.), Canadá (8.8 has.), China (3.5 has.), Paraguay (2.6 has.), Pakistán (2.4 has.), Sudáfrica (2.2 has.) y Uruguay (1.1 has.).
David Sanz, de la Asociación PRObio afirma que “sin las semillas transgénicas no podríamos plantar muchos cultivos a causa de los fuertes ataques de plagas. Por ello defiendo firmemente que los cultivos transgénicos sean usados porque son unos cultivos avalados por la comunidad científica. Creo que los políticos están ralentizando en la implementación de esta tecnología dejándose llevar por la presión de los grupos anti-transgénicos. Deben dejar de poner sus propios intereses por delante de los de los ciudadanos”.
En el Perú, según el ministro del ambiente Antonio Brack E., existe una presión muy fuerte para que se permita la siembra de cultivos transgénicos en el Perú, además de encontrarse suspendidas las conversaciones con el Ministerio de Agricultura. En el Congreso de la Republica existe una propuesta de Ley para declarar una moratoria a los transgénicos hasta que no se concluya con la regulación sobre el uso de la biotecnología en el Perú.
Lo que necesita el Perú es la adecuación del ordenamiento de los transgénicos, afirma un sector de opinión, aunque Brack afirma no estar en contra, pero sí a favor de ordenar los recursos transgénicos en el Perú. Esto es debido a que no existe un consenso entre científicos, productores y ambientalistas, porque si bien es cierto los productos transgénicos son ventajosos frente a plagas y tienen mayor productividad el Perú es vulnerable con sus productos nativos, como es el maíz morado, ya que sin un adecuado manejo de las áreas utilizadas con este cultivo podrían contaminarse con la cercanía a la de cultivos transgénicos.
En el continente sudamericano el Perú, Ecuador, Venezuela y Guyanas son los únicos países que oficialmente no hacen uso de cultivos transgénicos, aunque la informalidad en su uso es una amenaza.
En términos económicos se requieren de US$ 50 millones en toda la etapa de producción o sea desde su formulación hasta el lanzamiento comercial del producto. EMBRAPA, empresa estatal brasileña tiene planeado para el año 2011 hacer una inversión de US$ 1,000 millones en investigación, por intermedio de Monsanto y BASF .
Sin embargo el control comercial en el Perú debe ser más intenso cuando ingresen productos, los cuales deben de contar con información relevante sobre su contenido y dar intenso cumplimiento al Código de Consumo, el cual favorezca al consumidor mediante la obligatoriedad del detalle etiquetado. De allí la importancia del Código de Consumo que resguarde los intereses de los consumidores y los proteja frente a la publicidad en beneficio de la salud y su integridad.
Recapitulando, el Perú no cuenta con un ordenamiento legal frente al uso de transgénicos, en este momento persiste la vigilancia de la comercialización de productos importados; su vulnerabilidad esta en los “cantos de sirena” de interesados como Maria Andrea Uscátegui, directora de Agro-Bio de Colombia, quien resalta las ventajas ecológicas (clima) del Perú. El otro aspecto es el técnico, el cual en el Perú requiere mucho apoyo como el que se ofrece en otros países desde hace décadas, para obtener experiencia (científica-académica); la falta de comunicación con la población es otro factor limitante.
Paralelamente al trabajo que se viene realizando por entidades privadas y el Estado, se debería concienciar a la población por medio de la prensa (escrita, radial, tv), puesto que las decisiones que se adopten en las cúpulas políticas deban llegar a las cuando tengan que optar por la viabilidad o no de la legislación. El “negociado” debe eliminarse, los lobby (Grupo de presión formado por personas con gran influencia y poder, sobre todo político o económico) deberían desaparecer y la población debería exigir a sus gobernantes más transparencia, especialmente a los titulares de los Ministerios de Economía y Finanzas, Agricultura, Salud, Educación, del Ambiente y al mismísimo presidente de la república.
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