Oscar Muñiz Corro
Nadie en su sano juicio puede creer que las promesas políticas son
sinceras y alcanzables.
El progreso de una sociedad se edifica con tesón, trabajo, mucha
dedicación y sacrificio. Alcanzar el bienestar puede ser factible con gente
proba, clara y comprometida con el bienestar social. Nada en esta vida se logra
con promesas y mucho menos cuando viene de políticos improvisados, sin una
pizca de honorabilidad.
Se afirma, no por una minoría desinformada e ignorante, que el Perú es
un país rico y que su bienestar está al alcance de todos, siempre y cuando se
deje de engañar.
Los peruanos están ad-portas de las elecciones generales del 11 de abril
2021. El Perú se encuentra frente a la continuidad del fracaso y vandalismo
gubernamental. El deplorable nivel de preparación de los candidatos nos augura un
fracaso más. No hay que olvidar que las sociedades que dejan de lado la
introspección recaen en el mismo error, esta vez agravado por la estupidez y la
ignorancia.
Sin duda que el 11 de abril 2021 no es una oportunidad para el Perú. La
mediocridad de los candidatos indigna y avergüenza.
Los dados del futuro de los peruanos están echados. No se lograra nada a
favor del Perú. Seguirá la farsa democrática, los besamanos, el yo te juramento
tú me juramentas junto al ritual religioso.
Una ignominia más en la historia del Perú.
El bicentenario nacional dejo de ser una aspiración legítima. El peruano
llega a esta fecha conmemorativa en condiciones desastrosas y humillantes.
Celebrar esta fecha es una afrenta. ¡No compartan la euforia de esta libertad!