Oscar Muñiz Corro
¿Cuánto tiempo se debe esperar? ¿Habrá retorno a la sensatez
y cordura? ¿Se restablecerá la justicia? ¿Cuándo empezó esta pesadilla? ¿Quién
fue el que comenzó el declive? Son algunas preguntas que debemos responder.
No hay duda que, para poder comprender el fenómeno peruano
debemos retrotraernos al periodo cuando gobernaron los militares y sus áulicos,
de esto hace cincuenta años. Luego llego un breve tiempo de restauración democrática con los
problemas propios de un país subdesarrollado que intentaba levantar la cerviz.
Desgraciadamente llego el siguiente quinquenio fatídico que fuera el preámbulo de
la pesadilla. Fueron tiempos en que para algunos el fujimorismo inició el
verdadero desarrollo económico del Perú, progreso como nunca lo había hecho en
toda su vida republicana.
El fujimorismo primigenio embriago de poder a sus herederos.
Estos convirtieron a la política en venganza y en obstrucción, logrando
desaparecer el Estado de derecho. El más pillo fue el que lucro más. La
inequidad, el cinismo y las apariencias son los blasones de ese grupo político;
lograron desaparecer la ética, haciendo de ella una cosa amorfa e interpretando
los acontecimientos de acuerdo a sus intereses.
Pasaron los años y el proceso de saneamiento comenzó cuando
se disolvió la madriguera y la reina fue apresada. Cuando sus líderes fueron
desenmascarados uno a uno y las mayorías se quitaron la venda de los ojos. Hasta
en la tv hay profilaxis de tanto chato mental fujimorista . Esto no significa
que la limpieza social haya triunfado. Falta mucho. Sin embargo por fin en
setiembre 2019 se dio el primer paso. Hoy poco a poco sale a flote lo que
recién el peruano promedio está conociendo y reconociendo. Es como haberles dado un sopapo en la cara para
que despierten.
Como dijéramos en anteriores oportunidades, tanta es la
corrupción que nos rodea que la economía está paralizada (obras públicas,
sectores como salud, educación, vivienda, agricultura), las normas y leyes
deben restablecerse con el propósito de reiniciar el ciclo de bienestar con la
esperanza de que la ley en el futuro se aplique sin miramiento alguno. El Perú
posee todo lo necesario para progresar. Después de esta desdichada etapa el
peruano tiene la oportunidad de reencontrarse con la decencia y la verdad. Que
nunca olvide que la democracia esta después del deber hacer y hacer las cosas
bien.